Tal y como informaba días pasados LA OPINIÓN, el ayuntamiento de Madrid ha colgado en su web -www.madrid.es-un estudio sobre fiscalidad, informe que el consistorio capitalino lleva haciendo desde la década de los 90 y en el que este año aparece que Murcia es uno de los municipios de España donde la presión fiscal es más alta.

En este ránking tributario de los municipios españoles durante 2012 se refleja que las empresas de Murcia pagan el Impuesto de Actividades Económicas (IAE) más alto del país y que, de igual manera, los ciudadanos de Murcia soportan el segundo Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) más caro -sólo por detrás de Málaga-; el tercer Impuesto sobre Construcciones y Obras (ICIO) más elevado -le preceden Madrid y Málaga-, al igual que el de plusvalías. Y de igual manera, en relación con el Impuesto de Vehículos de Tracción Mecánica -más conocido como 'de circulación'-, los vecinos de Murcia pagan el cuarto precio más alto de España, sólo por detrás de Málaga, Barcelona y Madrid.

Ante esta información a la que, reiteramos, cualquier ciudadano puede acceder, la oposición ha expresado su opinión, como no podía ser de otra manera en un Estado de Derecho y lo ha hecho de una forma moderada porque, sinceramente, el concejal del Grupo Socialista en el ayuntamiento de Murcia, Juan Patricio Castro, está muy lejos de responder al perfil de un broncas, por lo que se ha limitado a decir que estos datos "son la confirmación de la pésima gestión que el Partido Popular está haciendo en la Glorieta, infligiendo un severo castigo a los ciudadanos con subidas indiscriminadas, regresivas e intolerables de impuestos". Vamos, de manual: lo que se espera de una oposición tan prudente.

Lo que ha estado lejos de ser prudente es la reacción de la concejala de Hacienda de Murcia, Isabel Martínez Conesa, quien a falta de argumentos que rebatan los datos ofrecidos por el ayuntamiento de Madrid -por cierto, un trabajo elaborado por la Agencia Tributaria de la capital de España- entra en la descalificación del concejal socialista poniéndose estupenda en lo de dar lecciones de conocimiento diciendo eso de "da pena que un catedrático como Juan Patricio Castro no someta los datos a la racionalidad crítica" o "es una simulación teórica sin datos reales y sin ningún valor académico", para ya embalada, tildar la intervención de su colega de 'frivolidad' a la vez que le calificaba de 'demagogo' y 'oportunista'.

Sinceramente, esta señora ya molesta un poco con tanta prepotencia y, si me apuran, tanta arrogancia, porque este carácter suyo de estar por encima del bien y del mal viene de lejos, ya que no es la primera vez que pone en cuestión la capacidad para opinar del señor Juan Patricio Castro, al que debería tener un poco más respeto intelectual auque solo fuese porque son colegas. Personalmente no conozco a ninguno de los dos, no sé quién es el más listo de la clase -al parecer ella se atribuye esa cualidad- pero como ambos son catedráticos de Economía se supone que poseen el mismo nivel de cualificación y, desde luego, el mismo derecho a opinar sin correr el riesgo de recibir una lección del otro.

A todo esto, la contestación de la señora Martínez Conesa está ausente de argumentos que rebatan con cifras reales -déjese de monsergas academicistas-el estudio de la Agencia Tributaria de Madrid. La descalificación como único argumento no cambia los datos que se ofrecían el pasado sábado en este diario. Un poco de humildad no estaría mal.