Voy a intentar trasladar de la manera más fidedigna posible las reflexiones de uno de los grandes pensadores de la corriente neoconservadora, que vivió diez años en Estados Unidos y tiene un doctorado por la Universidad de Berkeley. Para este hombre, que ve en la educación el motor del avance social, estos son de corrido los ajustes necesarios para que su país sea el motor que debe ser:

«El primer problema a extirpar es la corrupción en la cúpula del partido. Hay que impedir que los familiares de los altos mandos utilicen las influencias para hacer dinero, porque esto hace que la gente deje de confiar en el partido y en el Gobierno. La buena dirección se basa en la confianza mutua, sin ella es difícil conseguir los objetivos... La mayoría de afiliados no cuenta. Ahora se hacen del partido con el único objetivo de tener un puesto pero, si no lo consiguen, la organización deja de preocuparles. Por lo tanto, el partido no es tan fuerte como parece ya que carece de vitalidad... La desigualdad social es un serio problema porque es el dinamismo del crecimiento rápido lo que genera la brecha entre ricos y pobres y, si reducimos ésta, es difícil crecer. Es como la electricidad, dinamismo e igualdad son polos opuestos... Hay que externalizar las manufacturas. Conforme se reduzca la brecha entre la población urbana y la rural y escasee la mano de obra hay que deslocalizar las manufacturas para mantener un ritmo alto de crecimiento... Volviendo a lo de los mandos del partido, en lugar de considerarse una clase privilegiada, deben regresar a sus raíces entre la gente común. Para recuperar la consideración perdida han de vivir una vida simple, sin privilegios ni guardias y con sentido de la responsabilidad».

La reflexión procede nada menos que del director del Centro de Asuntos Globales y Chinos, el catedrático Pan Wei. Así que tranquilos que, evidentemente, no tiene nada que ver con nosotros.