Mi presi se va, lo ha decidido, lo ha comunicado y lo va a cumplir. Sé que esto le habrá supuesto un alegrón a mi compañero de página, tanto que me invitará a una buena cerveza para brindar por el fin de la era Valcárcel.

Hacía unos días desde que el presidente había ganado sus primeras elecciones cuando estuvimos charlando una noche en La Torre de la Horadada mientras tiraba petardos junto a sus hijos, sobre el tiempo que duraría su recién conquistada presidencia. Yo le dije que disponía como mínimo de ocho años, y me contestó con un «ojalá». Bueno, presi, casi acerté, no han sido ocho pero van a ser veinte.

Dos décadas al frente de la Comunidad Autónoma son muchos años, pero no tienen que ser muchos por aquello del tiempo, sino porque el dirigente pueda sentirse cansado, desgastado y sin ideas, que no es el caso del presidente. Si él lo ha decidido, sus motivos tendrá, pero quede claro que tiene cuerda para otros veinte si él quisiera.

Aunque el del artículo de al lado seguro que les va a contar la milonga de que el candidato a sustituirle debe pasar por unas primarias como en el PSOE, mejor que no sea así, no vaya a salir algún ZP, Rubalcaba, Saura o Tovar, pero de derechas. Sustituir a alguien que ha ganado cinco elecciones con unas mayorías tan aplastantes es muy difícil, pero donde hay mucho y bueno aún lo es mas. Veamos:

Miguel Ángel Cámara, mi alcalde, debería ser el sustituto natural, pero la faena en la que está sumido en estos momentos, por bueno y confiado, si bien no lo descarta si lo pone en cuarentena hasta saber si le quitan o no el calificativo de ´imputado´. Una pena.

Juan Carlos Ruiz, siempre en la sombra, prudente y fiel, buen político formado en la cuna popular, puede ser la gran sorpresa. Conoce bien los entresijos de la política tanto regional como nacional y por el tiempo que lleva entre los laberintos políticos es muy posible que sea su momento, su ahora o nunca. Sería bueno.

Pedro Antonio Sánchez, alcalde de Puerto Lumbreras, amable, campechano, cercano al pueblo, honrado y honesto, como todos, no es problemático y apunta buenas maneras. Su sintonía con el presi no desvirtúa su propio criterio de las cosas que deben o no hacerse. Tanto si es el elegido como si no, su actitud será de fidelidad al que elijan.

Juan Bernal, el vicepresidente, es el mejor postulado y el que posee una mayor influencia regional. Su preparación es prodigiosa, su caché político es alto y tiene muy buena acogida entre los votantes. Es serio, familiar, amable pero no charlatán, no miente; es diplomático, a veces no acepta bien la crítica, pero se controla. Es el candidato que no despertaría sorpresas, porque es el que la ´plebe´ espera.

Pero no acaba aquí la cosa. Por ahí está el alcalde de la Unión, Francisco Bernabé, hombre de buena pinta, elegante, amable, preparado, querido por sus convecinos, al que últimamente ha dejado por embustero Pilar Barreiro con lo del chino Gao Ping. Será una tontería, pero él dice que Pilar iba con él y ella que nunca le vio. No sabemos quien miente, pero sí sabemos que Paco es incapaz de hacerlo.

De Pilar Barreiro, alcaldesa de Cartagena, se dice que se postula a sí misma para futura presidenta de la Comunidad; lo cierto y verdad es que maneras tiene para dirigir no solo la Región murciana, sino lo que le echen. En principio, podría estar en la lista de salida, si no le explota en las narices el folletín del Auditorio y el alquiler de las guías turísticas. De todas formas, no transmite mucha confianza esta candidata y no porque empiece una construcción por 26 millones y la termine por 64, sino porque va por libre, sin aceptar imposiciones ni recomendaciones. No es de fiar.

Puestas así las cosas, viendo lo que hay, mucho y bueno, y no pudiendo el presidente contar para su sustitución con un buen político querido por todos los murcianos como Paco Celdrán, no sería descartable que en el último momento Valcárcel se inclinase por alguien que le es fiel hasta la muerte, sincero pero con lealtad, constructivo, con ideas, con sapiencia, con esa madurez y horas de vuelo en este oficio de la política, que debe tener un presidente, honrado, honesto, trabajador, respetado y muy obediente con la disciplina de partido, como el vicepresidente de la Asamblea Regional, Alberto Garre.

¿Qué, Sabiote? ¿que no hay buenos sustitutos para Valcárcel? ¡Claro que los hay! aunque reconozco que siempre serán eso precisamente, sustitutos. Si yo pudiera elegir, me quedaría otros veinte años con el original.