El Boletín Oficial del Estado publicaba una disposición del ministerio de la Presidencia en la que pomposamente se decía: «Real Decreto 526/2012 de 16 de marzo, por el que se regula el régimen del Comisionado del Gobierno para la Reconstrucción y Reactivación Económica de la Zona de Lorca», para continuar relatando la magnitud del seísmo vivido en el municipio de Lorca el 11 de mayo del 2011 cuando la tierra tembló, los edificios se derrumbaron y miles de ciudadanos quedaban en la calle con la desolación reflejada en sus rostros, mezcla de incredulidad y miedo al futuro.

Inmaculada García fue nombrada comisionada del Gobierno para los terremotos de Lorca. Pues bien, han transcurrido los meses y la mayoría de las casas continúan sin levantarse; los ciudadanos afectados, casi en su totalidad, no han recibido ayudas y la sensación que el ciudadano tiene es que queda mucho por hacer.

Ahora, Lorca ha vuelto a ser centro de todas las desdichas. La gota fría se cebó con sus campos, con sus huertos, con sus granjas. Los almacenes, la maquinaria agrícola, las infraestructuras todas fueron arrastradas con la fuerza que solo parece atesorar la naturaleza cuando se enfada. Algún puente saltó por los aires y las ramblas arrasaron todo a su paso.

Las primeras valoraciones de los expertos nos hablan de que 14.000 hectáreas habrían quedado dañadas en Lorca y Puerto Lumbreras, con lo que esto significa de graves consecuencias para el sector primario, del que tanto depende esa zona.

Lorca no puede esperar más. Ha pasado el tiempo de las comisiones y de los comisionados. Es el momento de la acción, de la puesta en marcha de un plan de ayuda que los Gobiernos „el regional y el nacional„ han de poner en marcha inmediatamente para solventar tanta ruina, porque los Gobiernos no están solo para hacer leyes, como alguien dijo; están también para responder a sus ciudadanos cuando éstos más los necesitan. Y Lorca y Puerto Lumbreras necesitan ahora de una respuesta rápida y valiente. No valen las medias tintas y no vale apoyarse en el difícil momento que este país está viviendo.

Que alguien del Gobierno central diga al respecto que se tendrá que pedir ayuda a la UE es un sarcasmo, porque los mandatarios han de tener un plan que dé respuesta a estas tragedias. Y esto es lo que vive Lorca desde hace demasiado tiempo, una gran tragedia a la que no se le ha puesto solución, hasta el momento.

La Reina ha venido a recorrer los lugares más afectados, quizás Rajoy debería haber hecho un hueco en su apretada agenda para constatar in situ la magnitud de los destrozos causados por la naturaleza. Dicen que las imágenes valen más que mil palabras y el vivirlo en directo crea una reacción emocional que la distancia impide, porque en el alejamiento es difícil imaginarse, por ejemplo, las plantaciones de lechuga y alcachofa anegadas por un metro de fango, o las casas de los agricultores a las que no se puede entrar porque el agua, el fango, arrasó con todo y dejó en sus paredes la huella de la desolación.

No, Lorca no puede esperar más. No puede, otra vez, someterse al retraso de una Administración que se ha mostrado tan poco sensible, o tan poco eficaz, en la búsqueda de soluciones para un problema tan grave: no es lo que se ha perdido: es también el tiempo de recuperación de una actividad básica para la economía de la Región.