El próximo día 29 de marzo se ha convocado una huelga general. Hay quien dice que es un disparate, que los sindicatos no piensan en los parados, que no se le ha dado a Mariano Rajoy ni los cien días de gracia, y que esta huelga lo único que va a conseguir es que las empresas pierdan horas de trabajo, y el país prestigio, credibilidad y, sobre todo, la confianza de los mercados.

¿La reforma laboral crea confianza?

Tanto la reforma llevada a cabo por el Gobierno, como la subida de impuestos después de jurar que no eran partidarios de medidas de este calado, lo único que está generando es desconfianza en la población. El PP siempre ha tenido por bandera que la mejor inyección económica para un país es la confianza, y llevan razón; en cambio, actúan en sentido inverso. Más del 60% de nuestro PIB lo genera el consumo interno, y el Gobierno está consiguiendo el efecto contrario. Está metiendo el miedo en el cuerpo de los consumidores, con saña.

¿Esta reforma está pensada para los parados?

Es difícil de mantener este argumento, ya que la mayoría de la reforma va encaminada a facilitar el despido. Días atrás, un buen amigo mío, empresario, recibió un propuesta para asistir a un seminario en Madrid, impartido por un conocido despacho de abogados y que tenía a dos catedráticos de Derecho Laboral de una universidad privada como ponentes. El reclamo que hacía la publicidad decía entre otras cosas: «¿Despidos más barato? Ahora sí que sí. Reducción de Salarios. Por fin será una posibilidad real. Despidos colectivos para los que basta la decisión del empresario. Despidos objetivos por causas económicas, más fáciles de justificar. Ha llegado la auténtica flexibilidad interna en la empresa».

¿Facilitará la reforma la nueva contratación?

Todos reconocen, incluidos los empresarios, que no se creará empleo neto hasta que la economía no crezca por encima del 2,5%, y de momento anuncian más de 600.000 parados nuevos, así que cuando esto ocurra da igual cual sea la normativa laboral vigente. No olvidemos que, años atrás, cuando la fiesta era total, España generaba uno de cada tres empleos en la Europa de los quince, y entonces nadie hablaba de la legislación laboral. Indudablemente ahora, al ser mucho más fácil despedir, será mucho más fácil contratar.

¿Quién gana con la Reforma Laboral?

El escaso equilibrio que hasta ahora los trabajadores y sindicatos mantenían en la balanza del poder contractual en las relaciones laborales con los empresarios, desaparece completamente, la atomización de las relaciones se convertirá en el medio plazo en una losa tan pesada que los trabajadores tendrán escasa o nula capacidad de movimiento.

¿Están los empresarios contentos con esta reforma?

Basta ver, oír, y leer a algunos dirigentes empresariales y grandes empresarios. Algunos hubieran llegado más lejos, me imagino que se referirán a Laponia, o al despido libre, sin derecho a vacaciones pagadas y una jornada laboral de 65 horas, como proponía el Partido Popular Europeo hace ahora dos años en Bruselas.

¿Quién pierde poder con esta reforma?

Dicen muchos analistas, políticos, periodistas y contertulios, que lo que realmente está en juego es la supervivencia de los sindicatos, y que estos ven peligrar su ‘status’ de privilegiados, gandules, chupópteros y vividores. Que son un cáncer en el actual modelo económico y social. Y que por eso están rebotados. Por eso siguen proponiendo desde sus púlpitos conservadores que muerto el perro se acabó la rabia. Dice el propio Mariano Rajoy que el mayor desprecio es no hacer aprecio, en alusión a las acusaciones de dopaje que llegaron desde Francia hacia nuestros deportistas. Pero después de escuchar a más de uno de estos personajes, no se yo si lleva razón el ministro de Cultura cuando dice que tenemos un problema en España con el dopaje.

Esto no ha hecho más que empezar. Europa sigue dándole vueltas al tornillo del ajuste, así que después de leer este artículo de opinión y el de mi compañero de página, respóndase usted mismo si existen motivos fundados para convocar una huelga general, y sobre todo si hay argumentos para secundarla.