Si yo fuera bombero ¿desearía que hubiera incendios? Si fuera policía ¿desearía que hubiera delincuentes? Si fuera médico ¿desearía que hubiera enfermos? Si fuera soldado ¿desearía que hubiera guerras? Si yo fuera el diablo ¿necesitaría que existiera Dios? ¿Le viene bien Dios al diablo, la guerra al soldado, el enfermo al médico, el delincuente al policía, el fuego al bombero? ¿Vivimos de nuestros contrarios? Si yo fuera periodista de sucesos ¿rezaría para que hubiera un drama familiar, con niños muertos a manos de sus madres, cada día? ¿Debe el bombero apagar el fuego con regocijo y el policía detener al delincuente con placer? ¿Se puede ser oncólogo sin sentir adoración por los tumores? ¿Es posible ser Satanás sin ser creyente?

¿Podría existir la prensa de derechas si no hubiera partidos de izquierdas y la de izquierdas si no hubiera partidos de derechas? Y cuando uno carece de enemigo real ¿qué pasa? ¿se lo inventa? ¿Qué enemigo es más peligroso, el real o el inventado? ¿Cuál nos hace más daño? ¿cuál nos lleva a la perdición? ¿cuál de los dos nos acaba matando? ¿Es hipocondríaco el poeta en la medida en que no es bombero ni policía ni médico ni soldado ni diablo? ¿El temperamento nervioso del poeta se debe a que no tiene fuegos que apagar ni delincuentes a los que detener ni enfermos a los que curar ni guerras a las que apuntarse ni dioses a los que adorar? ¿El enemigo del poeta es la escritura como el del alcohólico es el alcohol? ¿Es posible que llevemos dentro de cada uno de nosotros un poeta, un alcohólico, un bombero, un policía, un médico, un soldado, un diablo, cada uno con su correspondiente contrario?

En otras palabras ¿padecemos todos y cada uno de nosotros de un fuego interior que nos abrasa? ¿Llevamos dentro, todos y cada uno de nosotros, un bombero, un delincuente, un enfermo, un enemigo armado, un Dios cruel? ¿Escribir poemas sería uno de los modos posibles de apagar el fuego que nos abrasa, de detener al delincuente que nos roba, de aplacar al enfermo que no nos deja levantarnos de la cama, de neutralizar al soldado que nos mata, de contener al diablo que nos llama desde los callejones oscuros del alma? Pero entonces, ¿qué sería leer?