A tan sólo dos días de las elecciones municipales y autonómicas, el mundo entero sobrevive convulso ante la oleada de informaciones que esta sociedad del conocimiento, de la información actualizada al minuto y de las redes sociales, recibe de manera puntual pero no por ello con la mejor calidad. Sin duda las TICs han revolucionado nuestro entorno, la descodificación de cada uno de los componentes de nuestro universo y somos los hijos de este nuevo paradigma informacional que nos hace dueños de una información más ágil pero, al mismo tiempo, demasiado abrumadora. En tan sólo una semana, las parrillas informativas de las radios y televisiones españolas se han volcado con los damnificados del terremoto de Lorca. Conexiones en directo, reposiciones de los llamados ´recursos´ o imágenes televisivas que contextualizan lo acontecido en Murcia, han revolucionado el sentimiento de unos ciudadanos que vislumbran, a lo lejos, las consecuencias de este mundo robotizado y ajeno a los condicionantes de la contaminación ambiental y de los efectos devastadores de la madre naturaleza. Haití, Chile, Japón y ahora, Lorca. ¿A quién le tocará la próxima vez?

Mientras, los políticos prometen no mezclar desgracias con obtención de votos, los proyectos que enarbolan se multiplican, irrumpen en nuestras lecturas diarias como pócimas de salvación en una era de desconcierto, de caos mediático y de crisis económica, laboral y social que tiene como epicentro este enorme desempleo que no tiene visos de desaparecer y que, muy de lejos, podría tener su salvación en el cambio verdadero y rotundo de modelo productivo, eso sí, si los llamados ´mercados´ nos dejan. Al mismo tiempo, las portadas de los principales diarios recogen la cara de ´desolación´ del ya ex director del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Khan, que dimitía tras ser acusado de intento de violación, y de la nueva candidata al puesto, la francesa Cristina Lagarde, ministra de Economía y Finanzas del gobierno de Nicolas Sarkozy.

Al mismo tiempo, los partidos de ultraderecha van ganando terreno y conquistan feudos europeos. Xenófobos y racistas se posicionan ante el mundo como los salvadores de esta era marcada por un aumento de desigualdades sociales, la pobreza y la inmigración, cuestionada además ahora por la última propuesta de la UE con la reforma del Acuerdo de Schengen, que no es más que un ataque frontal a la libre circulación de trabajadores por territorio europeo. Terminó ayer además el XII Congreso de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), que ha aprobado el denominado Manifiesto de Atenas, un documento de denuncia social y laboral que marcará el calendario del movimiento sindical europeo y que aboga por una Europa más social, donde la conservación de las políticas y prestaciones sociales sean las protagonistas de un nuevo escenario más igualitario.

Semana también de reivindicaciones de los más jóvenes, creadores de ese más que famoso Movimiento del 15 de mayo. El colectivo Democracia Real Ya ha despertado más adeptos del que en origen sus dos creadores, dos jóvenes españoles, podrían haber esperado. La Puerta del Sol se ha convertido en el epicentro europeo de la exigencia de una nueva clase política más transparente y comprometida, y han sido muchas las ciudades que se han unido. Bilbao, Valencia, Granada, Murcia... han recogido instantáneas de multitudes reclamando una política eficaz que acabe con la situación de desasosiego actual.

Ahora, como ciudadanos, nos toca esperar a ver qué dicen las urnas el próximo domingo pero como dijo el gran Mario Benedetti, «claro que la soledad no viene sola si se mira por sobre el hombro mustio. De nuestras soledades, se verá un largo y compacto imposible, un sencillo respeto por terceros o cuartos, ese percance de ser buena gente (...) conforme pero, ¿qué vendrá después de la soledad?».