En una nueva muestra de optimismo (otros dirían imprudencia), Zapatero afirmaba en su gira asiática que no habrá más recortes y que, en contra de los vaticinios, España no se había contagiado de Portugal. El problema es que sus viajes a Catar o a China recuerdan mucho a los emprendidos por las autoridades portuguesas en aquellas zonas: también recibieron promesas de ‘ayuda’ para evitar el rescate… y ya hemos visto cómo han terminado.

Entre los analistas no paniaguados la única incógnita es si el rescate será ‘retransmitido’ o ‘de facto’. De lo que no dudan es de que, durante años, los efectos serán los mismos para el Estado de bienestar: caída de ingresos públicos, que llevará a un recorte generalizado en las prestaciones (pensiones, sanidad, educación), sea cual sea el color de La Moncloa o de la autonomía de turno.

Y sería así porque España debe devolver la enorme deuda acumulada (básicamente, privada). Combinado con un escenario de bajo crecimiento y elevadas tasas de paro y con el límite de la recaudación fiscal (acabará perdiendo su efecto, ante la atonía económica), la vía más eficaz será la poda de gastos corrientes (como sucede en Grecia o Portugal).

La primera reacción de algunos afectados (como el colectivo sanitario catalán) es la de que la Generalitat quiere desmantelar lo público para beneficiar a lo privado. Es un efecto colateral. Pero el problema va más allá: los enormes ingresos procedentes del ladrillo no volverán (Campa ya desaconseja invertir en ello) por lo que, cuando haya recuperación, será en un escenario de consolidación de los recortes aplicados desde mayo. Y es que la vida a crédito terminó aquel verano de 2007, cuando descubrimos en qué consistían las hipotecas basura.

CÓMO LO VEN

La ira se extiende por Europa. Financial Times cree que la sucesión de rescates, medidas de austeridad e inseguridad económica está extendiendo el enfado entre los votantes europeos, lo que se traduce en un aumento de: dimisiones y renuncias de líderes (Sócrates y Zapatero, en Portugal y España) y pérdida de fuerza electoral de los partidos ‘clásicos’ (socialdemócratas, liberales, democristianos), a favor de opciones populistas (Frente Nacional francés; nacionalistas flamencos; anti-europeístas de Wilders, en Holanda), que explotan la frustración de los votantes ante el descenso del nivel de vida de los últimos años.

Prohibir (o no) el burka. The Guardian se muestra crítico con la decisión del Gobierno francés de prohibir el burka en los espacios públicos de aquel país. Considera que es una medida electoralista de Nicolas Sarkozy, que tiene por objetivo recuperar votos de Marine Le Pen (la líder de la ultraderecha, que amenaza con dejar fuera al actual mandatario galo en los comicios presidenciales del año próximo).

CÓMO NOS VEN

Munchau apuesta por el rescate. A pesar de la ‘complacencia’ general, en cuanto a que «España no es un problema» (según afirmaba recientemente la ministra de Economía francesa, Christine Lagarde), no es de la misma opinión el director adjunto del citado Financial Times, Wolfgang Munchau, quien cree que los valores inmobiliarios hispanos caerán más del doble de lo que lo han hecho hasta ahora (lo que dañará, aún más, a las cajas). Si añadimos una subida constante de los tipos de interés, será difícil cumplir con el objetivo de déficit, lo que daría alas a un nuevo ataque especulativo.

Miró en Londres. The Independent saluda el arte del pintor Joan Miró, al celebrarse en la Tate Modern, de Londres, la mayor exposición del artista en los últimos cincuenta años. El cronista resalta que, a diferencia de Picasso (mucho más conocido en el exterior), Miró no se entretuvo con la bebida o las mujeres, dada su elevada disciplina personal a la hora de desarrollar su obra.

QUÉ SE CUECE

Blogueros rebeldes. elpais.com reseñaba la revuelta judicial iniciada por los blogueros que ponían sus textos a disposición del influyente y exitoso The Huffington Post. En concreto, piden una compensación de 72 millones de euros, como estimación de lo que los escritores no recibieron de la empresa (ya que publicaban sus colaboraciones sin cobrar). La razón de la demanda contra el portal (un agregador de noticias, con cerca de 6.000 colaboradores) es que, sin ellos, que son los creadores de contenido, The Huffington Post no sería nada.

Caídas moderadas del New York Times. 233grados.com señalaba que la web del New York Times había registrado una caída de páginas vistas entre el 5% y el 15%, a las dos semanas de haber empezado a cobrar por su acceso (según un estudio de Experian Hitwise). En su pretensión de mantener el máximo de sus 31 millones de lectores mensuales, el rotativo neoyorquino no tiene en cuenta el límite de veinte artículos gratis al mes, si las visitas proceden de redes como Twitter o Facebook.