Estoy convencido de que, contra lo que dicen algunos demagogos, los funcionarios sí están comprobando la brutalidad de la crisis, como todos los ciudadanos. La única diferencia es que a los primeros la crisis les viene a ver, mientras que los segundos ven que hay crisis. Los funcionarios constatan la crisis con la angustiada distancia y fraternidad por sus víctimas con que se enteraron del terremoto de Haití. Están sufriendo mucho por los demás.

Un ejemplo práctico. Mi conocida Chus (otro día aportaré el apellido, no hay que amontonarse), hasta ayer próspera industrial de Molina de Segura, se quedó sin empresa, sin casa, sin coche y ahora pone copas a media jornada en un club de señoritos deportistas. Esta tragedia tan cotidiana, tan generalizada, tan imparable, la sienten como suya los amigos funcionarios de la ex empresaria Chus. Saben por lo que está pasando porque a ellos el Gobierno insolidario de la Región les ha recortado 37,5 euros. ¿Quién dice que los funcionarios no están en la realidad?

Como también la pisan los sindicatos de izquierdas UGT, CC OO y Sterm, que critican al también sindicato Csif porque, truenan, nadie debe recortar el número de liberados por mucha crisis que les digan los telediarios que hay. Se ven «en la obligación de recordar» que los ´permisos´ son un derecho de los trabajadores y no de los dirigentes sindicales, o sea, de quienes disfrutan esos ´permisos´. Impresionante documento. Según esos sindicatos, los liberados están obligados a tener una vida más agradable porque les empujan a ello los trabajadores que se desloman de sol a sol. Para que tengan ganas de defenderlos.

Eso es como cuando Mariano Rajoy, quien sigue a rajatabla lo que prevenía el pensador Schopenhauer contra los hombres maduros que trabajan demasiado (se vuelven ´aniñados´ e ´imbéciles´), se va a tumbarse a Cancún para no saber nada de problemas. Con el apetecible argumento de los sindicatos, Rajoy está siguiendo el mandato imperativo de cualquier afiliado del PP del Rincón de Beniscornia, que quiere así que don Mariano esté de ´permiso´ para defenderle con un ´tequila sunrise´ en la mano. Suena estupendamente, esta crisis en la que están instalados los sindicatos de izquierda.

Es como si los lectores me dan ´permiso´ para no escribir, pero pasándome una morterada al banco todos los meses. Tienen el derecho a que yo, por ellos, no trabaje, y también el derecho a pagarme. A cambio, defendería su conquista social de no volver a leerme jamás.