A propósito de la indigestión de nuevas tecnologías, mi poeta de cabecera (a la vez que poeta favorito) me hace llegar su 'Nana del tercer milenio', que dice así: "Duérmete mi niño / guarda tu configuración / Windows se está cerrando".

En la buena poesía no falta nada, pero tampoco sobra, para decir todo lo que quiere. La razón de que, no obstante, el público prefiera recibir las ideas a través de textos profusos y prosaicos, en los que al final se le cuenta lo mismo de tres maneras, y embutido en abundante pan de sandwich, es que la poesía es un destilado tan puro, y a la vez tan sencillo, que el organismo no puede asimilarlo sin ajustar los conductos de la percepción a una longitud de onda que requiere un entorno de silencio conceptual.

Por eso para incluir poesía en un periódico hay que envolverla de abundante relleno, como acabo de hacer.