La presentadora, escritora y actriz Nuria Roca ha pasado unos días alejada de la televisión por culpa del covid-19. Ahora, ha regresado ya a los platós con energías renovadas y dispuesta a disfrutar de su las mejores etapas de su vida profesional.
Más allá del protagonismo mediático que ha cosechado gracias a su papel como conductora de 'La Roca' y de tertuliana en 'El Hormiguero', hace tan solo unos días ganó la Antena de Oro: uno de los reconocimientos más destacados de la industria audiovisual que otorga la Federación de Asociaciones de Radio y Televisión de España.
A raíz de esta buena cosecha de éxitos (a la que también hay que sumar su papel en 'Madres, amor y vida' o su repercusión como creadora de contenido en redes sociales), la valenciana ha concedido una entrevista en exclusiva a la revista Lecturas donde habla de un tema que sería de los más delicados para cualquier persona: la relación con su jefe en 'El Hormiguero', Pablo Motos.
Nuria Roca cuenta cómo es tener a Pablo Motos como jefe en realidad
Tras la polémica por la réplica al anuncio del Ministerio de Igualdad, muchas personas han cuestionado la figura de Pablo Motos al frente de 'El Hormiguero': tras dedicar diez minutos del programa a "desmentir" las acusaciones sobre ciertos comportamientos machistas que el presentador había tenido durante la extensa trayectoria del show, recibió una avalancha en forma de hemeroteca donde salieron a relucir todos los momentos vergonzosos que el programa ha cosechado a lo largo de su historia.
Ahora, Nuria Roca ha hablado sobre Pablo Motos en una entrevista para la revista Lecturas donde cuenta cómo es realmente convivir con él en el ámbito profesional.
Para empezar, Nuria ha reconocido que "es un lujo poder trabajar así, rodeada de amigos y con gente que quiero". En concreto, sobre Pablo Motos ha reconocido que "es muy buen jefe" y que "es un jefe muy exigente, pero también es un grandísimo amigo" y que "todo encaja" entre ambos".
Al ser interrogada sobre si se veía presentando las Campanadas con él, Roca ha confesado que después de haber hecho las Campanadas en el año 2000, no es un evento que le apetezca o le interese.
