Hace unos meses se estrenó en Netflix, sin hacer mucho ruido, una inquietante cinta de miedo titulada La clásica historia de terror (2021). Su título ya debería darnos algunas pistas. La primera, que sus responsables son conscientes de los clichés que salpican el género.

Y, en segundo lugar, la probabilidad de tratar de alterarlos. Y, en efecto, así es. Si bien es verdad que La clásica historia de terror no llega a los delirantes (y brillantes) extremos de La cabaña en el bosque (2011), creo que juega en la misma liga.

El film, dirigido por Roberto De Feo y Paolo Strippoli (sí, es italiana), nos cuenta (la manida) historia de un grupo de jóvenes que terminan perdidos en un bosque frente a una inquietante cabaña. Un hito de originalidad, como podrán comprobar, pero es que es precisamente a esto a lo que juegan De Feo y Strippoli.

De hecho, hay una frase en la película que es toda una declaración de principios: «Es de noche y estamos perdidos en un bosque frente a la casa de Sam Raimi. Nadie lo ha dicho, pero está claro ¡Esto es la clásica historia de terror!».

A quien le haga gracia esta frase y, más aún, sepa quien es Sam Raimi (director de un clásico del terror de la serie B de los 80 titulado Posesión infernal), esta es, sin duda, su película. Pese a todo, quienes no conozcan a Raimi, aunque deberían, no se preocupen, podrán disfrutar igualmente de La clásica historia de terror.

La cinta de De Feo y Strippoli comienza muy poco a poco, pero sin hacerse espesa, empieza a enrarecer el ambiente hasta ir construyendo una atmósfera casi irrespirable que paulatinamente se va tornando en casi grotesca.

Con un nivel de violencia moderadamente elevado (hay cosas mucho peores por ahí), La clásica historia de terror va alejándose progresivamente de su propio título para ir revelándose como una propuesta casi metacinematográfica, lanzando de paso una afilada punzada al espectador que se regodea viendo sangre por la sangre en esas películas que no tienen otra razón de ser que no sea la violencia.

Y, vaya por delante, La clásica historia de terror no es una de esas películas. Con una factura absolutamente impecable, la película de De Feo y Strippoli maneja los tópicos con sabiduría, más que nada porque saben lo que es un tópico y, más aún, cómo deconstruirlo o, mejor, violentarlo. 

Además, la película consigue entremezclar los estereotipos del cine de terror con otro tópico, muy italiano, el de la mafia. Así, el film se estructura en parte en la leyenda de Osso, Mastrosso y Carcagnosso, tres españoles que, cuenta la leyenda, pertenecían a la sociedad secreta de la Garduña y que, dicen, huyeron a una pequeña isla cercana a Sicilia en donde fundaron lo que hoy conocemos como mafia.

Así, La clásica historia de terror se conforma como una película tremendamente inquietante que parte de estereotipos reconocibles por todos que, poco a poco, se van tornando aterradores, entremezclando los tópicos del género y los de la tierra en donde tiene lugar la acción, Italia.

Por lo demás, la película no tiene una sola pega. A veces recuerda a El bosque (2004), otras se antoja heredera del cine de Dario Argento y por momentos recuerda a Hostel (2005) o a la obra de Raimi en general. 

De Feo (que ya había dirigido otra interesante cinta de terror, La maldición de Lake Manor) y Strippoli filman una estupenda cinta de terror de unos agradecidos 95 minutos, en donde las cosas no se estiran más de lo estrictamente necesario y, sobre todo, donde los continuos giros de guion se van sucediendo con lógica y en su debido momento.

Dicho esto, habrá a quien no le guste. Normal. Pese a su título, la película empieza siendo ‘la clásica historia de terror’, pero termina siendo otra cosa. También de terror, pero otra cosa. Ya lo hemos dicho, no llega a los radicales extremos de La cabaña en el bosque o El bosque (dos claros ejemplos de películas que empiezan siendo una cosa y terminan siendo otra muy distinta), pero puede provocar efectos similares.

En cualquier caso, a quien le guste el cine de terror creo que esta clásica historia de miedo es una pequeña joya. Juguetona y autoconsciente, sabe lo que hace y cómo lo hace y esto es muy de agradecer, aunque no sea ninguna genialidad. Pero a quien le guste, en todo su derecho, lo de siempre, y que no le saquen de su zona de confort, mejor que vean otra película. La clásica historia de terror no es para los que busquen la clásica historia de terror. Una estupenda contradicción.

Huele al bosque argento.