El individuo contemporáneo se encuentra en un mundo rebosante de estímulos, emociones y experiencias; pero pocas veces tiene la oportunidad de sacrificarse por algo superior a sí mismo. El ritual teatral ofrece la posibilidad de transformar la acción cotidiana en un acto de generosidad colectiva.

Desarraigo propone un juego escénico en el que cada cuerpo u objeto forma parte de un frágil engranaje que se irá consolidando gracias a la presencia del público en la obra. Un juego que permitirá al individuo hacer uso de las cosas, en vez de consumirlas, arraigando su atención en el aquí y ahora.

«En los rituales, el cuerpo es un escenario en el que se inscriben los secretos, las divinidades y los sueños.» Byung-Chul Han