En el auto de procesamiento, el juez señala que esta acción puede ser constitutiva de un delito de asesinato con alevosía y otro contra la comunidad internacional, que puede ser castigado, este último, con una pena de prisión de entre 10 y 15 años.

La resolución judicial considera que la ofensiva perpetrada contra el Hotel Palestina "se constituiría como ataque, represalia o amenazas de violencia con la finalidad de aterrorizar a los periodistas", sobre todo, añade, cuando ese mismo día fueron atacadas las cadenas de televisión árabes Al Yazira y Abu Dhabi.

Los tres procesados en esta causa son el sargento Thomas Gibson, autor material del disparo, y sus superiores: el teniente coronel Philip de Camp, jefe del regimiento de blindados y quien transmitió la orden de disparar al tercer implicado, el capitán Philip Wolford, al mando de la unidad.

Pedraz, que notificará a las autoridades estadounidenses el auto por comisión rogatoria, afirma que los imputados "sabían y conocían" que el Hotel Palestina estaba situado en zona civil y ocupado por periodistas, "sin que conste acreditada la existencia de amenaza alguna" contra ellos ni contra las tropas norteamericanas.

En su argumentación, el titular del Juzgado Central de Instrucción número 1 desestima también los motivos alegados por el Mando Central norteamericano para justificar el ataque ("defensa propia al disparar supuestamente a un tirador enemigo y, por tanto, una medida proporcionada y justificada") en cuanto que se basa "en que se observó a una persona con binoculares y ´flashes´ de luz".

Según señala, "es de todo punto lógico" que los informadores utilizaran este material, una "circunstancia fácilmente deducible" por los tres imputados.

En la resolución, Pedraz indica que las justificaciones del Ejército estadounidense no son adecuadas porque "era conocido que el Hotel Palestina estaba en zona civil y que alojaba a la prensa", pero incluso en el supuesto de que el sargento que efectuó los disparos desconociera que en el hotel se habían instalado los periodistas "resulta más cuestionable" que no lo supieran sus superiores.

Además, Pedraz cuestiona la credibilidad de esos argumentos al afirmar en el auto que el Pentágono había aconsejado a los periodistas que se trasladaran precisamente a dicho hotel y que los propios soldados llevaban una lista de "objetivos prohibidos" entre los que se encontraba este establecimiento.

A esto suma que el entonces secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, "reconoció" que se sabía que el hotel estaba "repleto" de informadores.

En la resolución, el magistrado acuerda que una vez los tres militares pasen a disposición de esta causa se fije una fianza de un millón de euros.

José Couso se encontraba filmando imágenes del conflicto de Irak, que comenzó el 20 de marzo de 2003, desde la habitación 1403 del Hotel Palestina cuando el carro de combate "Abrams M" disparó un proyectil contra el edificio a la altura de la planta decimoquinta.

El cámara de televisión de Telecinco falleció en un hospital de Bagdad pocas horas después del ataque, en el que también perdió la vida un reportero de la agencia británica Reuters y resultaron heridos otros periodistas.