"El fuego nos vio y dijo: sois míos". Así recuerda Jesús Abad, el único superviviente del retén de Cogolludo. En declaraciones a TVE, Abad, de 45 años, conserva nítidamente en la memoria la violencia del fuego que el pasado domingo se llevó la vida de 11 compañeros del servicio contraincendios.

En compañía de su mujer y de su hija, Abad se recupera en el Hospital General de Guadalajara de las quemaduras de primer grado y de la rotura de cuatro costillas que sufrió, aunque su estado no reviste gravedad y, según los médicos, podría recibir el alta el viernes.

No era un incendio cualquiera, era "un huracán de llamas, una ola gigante de fuego que vino a por nosotros" sin que nadie del retén "pudiera hacer nada", salvo contemplar "cómo se quema todo por muchos equipos y medios que tengas". "El fuego estaba muy lejos -relata Jesús, conductor de uno de los camiones-, pero de buenas a primeras, se convirtió en humo negro de llama y pensamos: esto ha cambiado. Entonces volvimos la cabeza y ya asomaban las llamas, por lo que rápidamente montamos en los coches para salir".

Abad no olvida aquel fuego, que cambió de dirección en "cuestión de cuatro o cinco minutos", en cuanto cambió la dirección del viento, y que se convirtió en un "huracán de llamas" del que era prácticamente imposible escapar. El conductor, aún dolorido, con el rostro carbonizado, sigue el relato: "Todos salimos corriendo, salimos zumbando, pero el huracán de llamas era inmenso".

La visibilidad era imposible. Pese a todo, Abad pudo detener el camión y saltar antes de precipitarse por el barranco que se presentó ante sus ojos. "Entonces salté, rodeado de fuego, sin oxígeno para respirar... Te ves muerto... Yo me agarré a las ruedas del camión, tenía que aguantar hasta que me recogieran", añade.

A partir de aquí, Jesús pierde la noción del tiempo, pero no la conciencia del peligro y llama por su teléfono móvil insistentemente, pero "no funcionaban las emisoras". Era cuestión de supervivencia. Debajo del camión, desde su refugio improvisado, a pesar de las quemaduras, Jesús pudo llamar a los servicios de emergencia.

Al cabo de varias horas, el conductor del camión fue rescatado.