La catástrofe que ha vivido la pedanía murciana de Javalí Viejo tras las lluvias torrenciales en la madrugada del lunes ha reabierto el debate sobre las limitaciones del desarrollo urbanístico en zonas inundables y la revisión de los mapas de riadas (flujos preferentes) que está llevando a cabo la Confederación Hidrográfica del Segura. La rambla de la Ventosa, cuyo cauce fue alterado hace décadas para estrecharlo y entubarlo durante el crecimiento urbano del pueblo, está definido como una zona con peligro máximo por riadas, pero no así las calles paralelas a la rambla, en concreto la de San Nicolás, donde falleció el vecino de 58 años arrastrado por el agua.

El desbordamiento de la rambla tras caer hasta 40 litros por metro cuadrado en 10 minutos provocó el arrastre de vehículos y el destrozo de casas en esta vía cercana al meandro del cauce. Los coches y otros objetos que el agua encontró a su paso llegó a provocar un taponamiento que dificultaba el desagüe. Los mapas actuales de la CHS, si bien no reflejan el peligro de riadas en esa calle, sí reconocen este tramo urbano con un nivel más bajo: zona inundable por lluvias, donde se pueden llegar a acumular calados de entre un metro y dos de altura.

Esta zona concreta del municipio solo tiene reconocido como tramo de flujo preferente el cauce de la Ventosa, pero las zonas aledañas a la rambla no han sido revisadas por la Confederación en sus nuevos mapas que están ahora en consulta pública hasta finales de octubre. Fuentes de la Confederación recuerdan que al ser una rambla que cruza un pueblo, y que además se ha alterado para edificar sobre el cauce natural, los terrenos pasan a ser considerados urbanizables y su gestión dependería del Ayuntamiento de Murcia.

El presidente de la CHS, Mario Urrea, señaló ayer la necesidad de «prestar especial atención» a los futuros desarrollos urbanísticos, puesto que las precipitaciones «son cada vez más intentas» y ocurren en periodos más cortos, con «caudales punta muy importantes». «Esa ordenación del territorio, unida, evidentemente, a la realización de las infraestructuras que podamos llevar a cabo para aminorar estos daños, serán los que puedan dejarnos mejor preparados para el futuro».

Crecimiento urbano en cauces

El episodio de avenidas que sufrió Javalí Viejo deja claro que la capacidad del cauce al paso de la pedanía, soterrado en un tramo cercano a la calle inundada, es inferior al volumen de agua que puede gestionar la rambla más arriba. «El cauce no ha respondido, se generó un bloqueo en una rambla que no se desborda casi nunca», apunta José María Gómez Espín, catedrático de Geografía de la Universidad de Murcia, «la obturación de la Ventosa provocó como un azud, y el agua continuó con la dirección más sencilla por gravedad».

Javalí Viejo está ubicado en un llano de inundación, en una fosa tectónica que se ha ido rellenando con los sedimentos del río Segura y el Guadalentín. «Se ha construido con facilidad en zonas inundables», señala el experto, «se han reducido cauces con una ordenación del territorio que ha convertido lo agronómico en urbano». Por su parte, Alfredo Pérez, profesor titular de Geografía Humana de la UMU, concluye que el desarrollo urbano más reciente en zonas como el litoral regional o en la Vega Media «se ha hecho a expensas de esos cauces secos, donde la climatología permite una red hidrográfica que permanece sin agua la mayor parte del tiempo».

Aumentar la seguridad

Gómez Espín, apuesta por «ordenar» mejor las cabeceras de ramblas como la Ventosa. Pérez añade que aguas arriba hay todo un espacio de cultivos abandonados de secano en terrazas que ya no ayudan a laminar el agua, «por lo que se acaba concentrando en la rambla». Ambos expertos consideran necesario llevar a cabo estructuras de prevención que ayuden a garantizar «un umbral de seguridad» ante la amenaza del cambio climático.

«Conforme aumentan las zonas de exposición al peligro aumenta a su vez el riesgo de inundaciones o riadas», explica Alfredo Pérez, quien agrega que «se ha dedicado más atención» a la ciudad de Murcia que a llevar a cabo actuaciones estructurales contra las avenidas en las pedanías.

Los dos profesores consideran que el mapa de flujos preferentes puede contener «erratas» y se deberían «revisar» pero sentencian que «no se puede ordenar el territorio ni construir sin tener en cuenta estas zonas. Se tienen que arbitrar medidas y decantarnos por el lado de la prevención».