Murcia tendrá que despedirse en los próximos días de otro edificio histórico perteneciente a la época de la posguerra. El bloque neobarroco ubicado entre la Avenida Alfonso X el Sabio y la calle Lepanto levantado en el año 1945, que ha permanecido cerrado desde hace años, será finalmente demolido.

El motivo que ha llevado al Ayuntamiento de Murcia a prescindir finalmente de este inmueble enclavado en el centro de la ciudad es que se encontraba en ruinas y «no estaba catalogado ni protegido», asegura a LA OPINIÓN el concejal de de Desarrollo Sostenible, Antonio Navarro Corchón.

De hecho, a finales del pasado año se decidió que el inmueble permaneciese cubierto y protegido para evitar posibles desprendimientos en su fachada. La iniciativa de tirar el edificio surgió por parte de los propios inquilinos, que apostaban por construir otro en ese mismo espacio.

Tras pasar por la supervisión de la Dirección General de Bienes Culturales para asegurar que el edificio no contaba con un interés suficiente como para catalogarlo de edificio protegido e incluirlo dentro del patrimonio artístico e histórico de la capital, ahora, tras una resolución, se ha decidido dar luz verde a su derribo.

La única protección es la correspondiente a los diez paneles esgrafiados que se podían observar en la fachada del edificio. En ellos se podían apreciar distintos motivos dedicados a Murcia y a la huerta. Desde la Consejería de Cultura que dirige Esperanza Moreno sí que se ha pedido que antes de su desaparición se documente y se describan de forma pormenorizada y minuciosa los detalles del inmueble antes de proceder a su demolición, debido a que se trata de uno de los símbolos de la arquitectura de posguerra en la ciudad.

Ante el anuncio de la inminente desaparición de otro símbolo de la arquitectura de posguerra en la ciudad, desde Huermur señalaron en redes sociales que se trata de una nueva parte «de la historia de la ciudad de Murcia que será pasto de la pala y la piqueta. En agosto como manda la tradición. A este ritmo, en pocos años no nos quedará nada que enseñar al turismo, más allá de la plaza de la Catedral», lamenta la asociación.