El alumno de primero del seminario conciliar murciano San Fulgencio Abraham Martínez Moratón ha abandonado temporalmente sus estudios teológicos para ser cura para echar una mano contra la Covid-19 como médico, la carrera en la que se formó en la Universidad de Murcia.

Según la diócesis de Cartagena, especializado en medicina familiar y comunitaria, se puso a disposición del Servicio Murciano de Salud al decretarse el estado de alarma y ya ha trabajado en dos centros de salud como voluntario.

"Yo le decía a Dios: 'Si ya te estoy ayudando a través de la medicina, ¿para qué más cosas?' (...) Pero me dio muchas pistas y me decía alto y claro, con señales luminosas, que mi camino era el seminario. Así, me fui inundando y enamorando tanto de él que tuve que decirle: 'Vale, Señor, me has robado el corazón, no me siento digno de este camino, pero si es lo que quieres...'", comenta en declaraciones difundidas por la oficina de prensa del obispado.

En septiembre pasado ingresó en el seminario, que cerró con el estado de alarma para que los internos se confinaran en sus casas mientras durara, pero tras pedirle permiso al rector solicitó colaborar en su hospital, el Reina Sofía, de Murcia, pero se incorporó el 16 de marzo al centro de salud de Monteagudo para cubrir una baja.

"Qué bendición ir todos los días a trabajar y por la carretera de Alicante divisar el Cristo", la estatua de la montaña de esa pedanía, señala, para añadir que "fue un regalazo conocer a todo el personal allí, donde se hizo un trabajo en equipo muy bueno".

Luego, del 16 al 21 de abril ha estado trabajando en el centro de salud del barrio del Carmen, en la capital murciana, donde se reencontró con antiguos compañeros del MIR.

"Al verme, me dijeron: 'Esto es un espejismo, ¿tú no estabas en el seminario?'", dice, pero para cuando finalice la emergencia, lo tiene claro: "Quiero ser discípulo de Jesús, el médico de los cuerpos y las almas".