«Todavía hay que dar gracias a la compañía eléctrica de que no haya arreglado todo esto», clamaba una de las vecinas que se arremolinaban debajo de la ventana del tercer piso de la calle Río Ebro, en Murcia, desde donde se precipitaba un niño de 2 años este sábado por la tarde.

«Los críos son de goma», tenía claro otro vecino de la barriada de La Paz, donde hace apenas 15 días se mudaba la familia del pequeño Lyan. Cuando sucedió todo, el niño se encontraba al cuidado de su tía, ya que a su madre le tocaba trabajar. En la humilde vivienda de la calle Río Ebro, donde la familia, natural de Nicaragua, se había instalado hace apenas unos días, había cuatro menores más: además de Lyan, cuatro de sus primas.

A primera hora de la tarde, la mujer estaba recogiendo la mesa, tras dar de comer a todos los pequeños, cuando perdió de vista a uno de ellos. Lo que menos podía imaginarse la tía del niño era que este iba a explorar por la ventana. Y cayó al vacío.

Por suerte («un milagro», sostienen sus vecinos), en su caída encontró cables de la luz, ropa tendida en el segundo y hasta las ramas de un árbol. Resultado: el golpe contra el suelo no resultó fatal. El pequeño ni llegó a perder la consciencia. Lloraba.

De ahí, la alarma. Mientras unos llamaban a Emergencias, otros directamente cogían el coche y por su cuenta llevaban al niño al Reina Sofía, el hospital que estaba más cerca.

El 112, que en principio iba a mandar una ambulancia, la anuló. Al lugar se desplazaron varias patrullas de la Policía Local y Nacional, para ver qué había acontecido. Algunos agentes se entrevistaban con la tía que estaba con los chiquillos. La mujer, que se encontraba muy nerviosa tras lo sucedido, relató que era la primera vez que se quedaba a cargo de su sobrino. Explicó que ella se encontraba recogiendo la mesa, con la ayuda de su hija mayor, y que Lyan se quedó en el salón. Ella no escuchó la caída: escuchó directamente los gritos de sus vecinos, cuando el niño ya estaba en la calle. Rápidamente, con lo puesto, incluso descalza, bajó y vio la escena. Entre el caos, alguien ofreció su coche para trasladar lo antes posible al menor a un centro hospitalario. Los otros menores que se encontraban en el piso quedaron al cuidado de otra familiar.

La Policía sospecha que se trató de un despiste y no ha efectuado arresto alguno, de momento.

«Qué susto nos hemos llevado, Dios mío», decía otra vecina, que aseguró que al menor «lo he visto caer» y daba «gracias a Dios» por el final feliz del suceso.