El Bando de la Huerta cuenta con verdaderas legiones de defensores, pero también hay quienes tachan esta fiesta de excesiva, sacan a relucir su lado negativo e incluso optan por abandonar la ciudad cada martes tras Semana Santa para pasar el día en la playa o en cualquier otro lugar lejos de los huertanos que invaden la capital de la Región.

Si bien es cierto que la calle se llena de alegría, jolgorio y amigos y familias que celebran la tradición murciana desde bien temprano, también hay quienes demuestran cada año que para ellos la fiesta no tiene un límite.

Es habitual ver, y oler, calles inundadas de orín, botellas rotas y desperdicios desde la misma tarde del Bando e incluso a la mañana siguiente por la falta de civismo de más de un huertano y huertana.

Lamentablemente, esa estampa es tan habitual que, aunque no se puede decir que los murcianos se hayan acostumbrado, muchos piensan que es el precio a pagar por celebrar el Bando de la Huerta.

Sin embargo, hay otras actitudes menos cívicas que, además, pueden incurrir en delito.

La noche del Bando de la Huerta, una pareja de jóvenes vestidos de huertanos olvidaron que estaban en pleno centro de Murcia y decidieron dar el espectáculo al practicar sexo en los alrededores del Museo Arqueológico de Murcia.

Este hecho, que fue grabado por un peatón para denunciar la escena, ha sido criticado en redes debido a que en esta fecha es muy habitual que familias con niños pequeños salgan a la calle hasta bien entrada la noche para disfrutar de las barracas tras el desfile del Bando de la Huerta.