La negociación con los terroristas yihadistas es de las más difíciles, según ha afirmado el capitán psicólogo de la V Zona de la Guardia Civil de Murcia, Ángel Ruiz.

En una entrevista concedida a Europa Press con motivo de la charla que imparte en el marco del centenario de la Universidad dentro de las jornadas de la Guardia Civil con la institución docente, este experto con experiencia en negociaciones en operaciones tanto de calado nacional como regional parte de la base de que el negociador no se plantea un tiempo máximo y que cuando se entra a la acción es para evitar que haya un daño mayor.

Y es que, explica, "hay indicadores que nos dicen que la situación no va bien y tenemos que intervenir por intentar salvar vidas". Uno de esos indicadores es cuando la persona pone un ultimátum, que significa que "después puede haber una conducta negativa para el atrincherado y para la propia Guardia Civil".

"Intentamos que o no se cumpla o poder negociar alguna cosa a cambio para que eso no pase", apunta el capitán Ruiz, para después poner de manifiesto que con los terroristas yihadistas "se debe intentar una negociación previa".

Sin embargo, su perfil es el de una persona "muy dogmática, con unas ideas excesivamente radicales y que no suele escuchar lo que le intentamos transmitir, ya que tienen lavado el cerebro". "Él transmite su mensaje, su pensamiento, pero tiene dificultades para escuchar o no quiere escuchar y es una de las desventajas que tenemos con ellos", expone.

Son personas que tienen sus ideas "preconcebidas" y al estar "cegados mentalmente" el negociador tiene que utilizar el poder de la palabra para conseguir que "cambie su forma de ver su realidad en ese momento, pero si uno está convencido de lo que quiere hacer es más complicado el poder intervenir".

Entre las vías de negociación figura que la persona vea al negociador como alguien "representativo o válido para él". "Negociar, intentar entablar una negociación o comunicación en la que le haga ver que puede haber otra salida en la que él, en ese momento, no está viendo", indica.

El trabajo de la negociación se estructura en una serie de fases o indicadores que apuntan a la dirección de la negociación, es decir, si va o no va bien, ya que, ha subrayado, "el tiempo hace que pensemos y cuando pensamos podemos cambiar de opinión".

Con un terrorista yihadista "disponemos de tiempo si el negociador se esfuerza, ya que siempre hay estrategias que nos ayudan a ganar tiempo".

Al respecto, ha destacado que el terrorista tiene un objetivo, "darse publicidad y que sus ideas se expandan". "Siempre hay cosas que se pueden tener en cuenta para intentar que vea que puede haber otra solución", ha sostenido.

Igualmente, ha puesto de manifiesto que "muchas veces tampoco sabemos si su convencimiento es tal como para morir por Alá o le ha llevado a hacerlo por presiones o porque están confusos y la situación le puede llevar a poder ver las cosas de otra manera", dado que en negociación "todo es negociable y trabajamos para la resolución del incidente de la mejor forma posible".

Lo primero que hay que hacer en estos supuestos de atrincheramiento es rebajar tensiones, porque en una negociación "todo el mundo está tenso".

Mientras que lo que siempre hay que evitar es "decir cosas que uno no puede cumplir y, sobre todo, el hablar por hablar, ya que cuando hablas con una persona te tienes que interesar por lo que le pasa y no vale el darle coba, dado que al final las personas que están en tensión se dan cuenta de que le están mintiendo".