Ana María Muñoz Amilibia (San Sebastián, 1932) es apodada "la doctora" y "la jefa" entre sus discípulos murcianos. Retirada de la docencia y en plena redacción de un nuevo libro que recogerá parte de sus investigaciones, la que fuera catedrática de Arqueología, Epigrafía y Numismática de la UMU entre 1975 y 1990, directora del Departamento de Prehistoria y Arqueología, creadora de la Escuela Arqueológica Murciana y maestra de prestigiosos arqueólogos como Pedro Lillo Carpio, Sebastián Ramallo y María Manuela Ayala, Ana María Muñoz atendió ayer a LA OPINIÓN y recordó algunas de sus vivencias en la Región a propósito de los hallazgos árabes en el subsuelo de San Esteban.

¿Es normal que haya tanta expectación ante el informe de la excavación arqueológica, que se dará a conocer hoy?

Por supuesto. La arqueología no es una ciencia elitista y tiene mucho interés en que participe el público. Lo más importante para la protección de los restos de cualquier campaña es que la gente, los pueblos, tengan conciencia de su propia historia. Todos tenemos nuestros antecedentes y los murcianos tienen un gran pasado.

¿Cree que influye la presión social para la conservación de un yacimiento o no se tiene en cuenta?

Yo creo que sí. El ciudadano no es un extraterrestre y yo en Murcia me he encontrado siempre con gente muy receptiva a conservar el patrimonio. Hoy las técnicas permiten conservar el pasado sin renunciar al futuro, y no me cabe la menor duda de que los arqueólogos que están trabajando en San Esteban están suficientemente cualificados para hacerlo. En este caso hay que evaluarlo todo y pensarlo mucho antes de tomar una decisión.

¿Qué ejemplos tenemos aquí de esa sensibilidad por el patrimonio?

Pues hay muchos en Yecla, Cieza, Jumilla, Mazarrón... porque en Murcia hay sensibilidad por su historia y el primero que hizo una labor conservacionista fue Manuel Jorge Aragoneses. Los restos arqueológicos no son más que la prueba patente de la historia de un pueblo y en la Región hay museos muy importantes. En los 15 años que estuve en Murcia tuve la suerte de encontrarme con gente joven que hoy son todo un referente en arqueología. En Cartagena y en Murcia hay buenos ejemplos de valorización de la arqueología. En el Teatro Romano un antiguo alumno mío, Sebastián Ramallo, ha hecho un trabajo extraordinario con Moneo. En Murcia se ha musealizado la muralla de Santa Eulalia y el Santuario de la Luz, en El Valle, que es magnífico.

¿Qué ha sido lo que ha motivado toda su vida como arqueóloga?

Pues la enseñanza puede ser una de mis motivaciones. Hoy creo que está un poco abandonada la educación primaria. La educación de la gente es una buenísima inversión y lo más importante es que los ciudadanos tengan conocimientos y estén bien preparados.