Si la archicofradía de la Sangre cuenta ya con más de seis siglos de historia, la imagen que ayer trasmitieron los 'coloraos' fue toda una prueba de que durante mucho más tiempo la procesión murciana por excelencia seguirá saliendo con su esplendor, belleza y alegría por las calles de la ciudad.

Tras el famoso pelotón, cada año más nutrido, las interminables filas de niños y niñas portando cirios y regalando caramelos, fueron la prueba fehaciente de que la familia 'colorá' está más viva que nunca y cuenta con futuros penitentes por muchos años.

Los pequeños daban paso a la procesión más popular y huertana de Murcia, de hecho la ciudad acogió ayer una explosión de color y pasión. Un rojo intenso inundó cada uno de los rincones del itinerario por el que desfilaron las escenas del Nuevo Testamento creadas por escultores de la talla de Roque López, Nicolás de Bussi o Juan González Moreno. Este último será objeto de un homenaje por parte de la archicofradía por el centenario de su nacimiento.

Cientos de personas esperaban un año más que los nazarenos 'coloraos' abrieran las puertas de la iglesia del Carmen y que con el característico sonido de sus tambores anunciaran que por Murcia comenzaba a desfilar una procesión que cada año gana más adeptos. La Semana Santa murciana no está considerada Bien de Interés Turístico Internacional -aunque ahora se esté trabajando para lograrlo-, pero por el interés que ayer despertó la riada 'colorá' bien podría decirse que, además de huertana, el desfile pasional de la Sangre cuenta con el reconocimiento de gran parte de los turistas que por estas fechas llegan a la ciudad.

En Floridablanca, sentados en la tercera fila, observaban con asombro todo lo que allí ocurría, un matrimonio alemán, que, con cámara en mano, aseguraban no creer lo que estaban viendo. "¿Por qué regalan huevos?", preguntaba uno de ellos a su vecino de silla y entre risas éste contestó: "Usted sólo coja lo que le den que es la tradición, y si quiere se lo come que con monas está muy rico". La Sangre volvió a reunir a cientos de personas en diferentes puntos de Murcia y conforme anochecía, los cirios de los penitentes se encendían y los diez pasos de la archicofradía iban adquiriendo mayor protagonismo. De ayer cabe destacar el paso de los tronos por el puente de Los Peligros, un puente repleto de gente que al ver las bellas imágenes aplaudía y gritaba: "¡Viva el Cristo de la Sangre! ¡Viva!".

Un año más, el Nuevo Testamento se hizo realidad en Murcia, acompañado, cómo no, de los tradicionales caramelos, las monas y los huevos, que con tanto cariño reparten los nazarenos 'coloraos'.