Purita Vizcaíno fue la primera mujer azul en montarse en una cuadriga. Lo hizo en la Semana Santa de 1947. Su estela la siguieron muchas otras azules que en el marco de la mesa redonda ‘Mujeres con alma de Flavia’ relataron episodios que guardaban en lo más profundo de su memoria.

La Casa de la Cariátides fue testigo del relato de Marisa Pérez Romera que contaba que poco antes de subirse a la cuadriga conocía que estaba embarazada. “Le pregunté al médico si podía salir y me dijo que sí y que ¡viva el Paso Azul!”. Curiosamente, esa niña que se gestaba sería años después también ‘cuadriguera’. “Creo que, por tanto, soy la más joven que se ha montado en una cuadriga”, reivindicaba la hija de Marisa, María Dolores Gutiérrez, comisaria de la exposición ‘Azul Imperial’.

Una verdadera hazaña fue la que protagonizó Nieves Castellar en la carrera al romperse los enganches de su cuadriga. “No sé ni cómo pude seguir. Me hicieron un apaño con cuerdas y eché a correr”. Entre las más veteranas Caridad Pinilla Sánchez-Manzanera a la que su madre le dio un consejo firme: “Antes al hospital que hacer el ridículo”. Y Yolanda Pérez Cánovas se emocionaba al recordar la casi una década que fue Flavia Domicia en el cortejo azul.

Ana Albarracín Martínez logró su propósito de salir en una cuadriga después de muchas reticencias de su familia y “decidí quedarme con el traje para que no me quitaran el puesto al siguiente año”, relataba. Conve Peñarrubia Chico aseguraba que “no hay mayor orgullo para una azul que ser ‘cuadriguera’. Es algo que nunca olvidaré”.

Y todas coincidían en que “a lo largo de la vida vives situaciones increíbles, pero como esta, es muy difícil”, apuntaba Micaela Lirón López. Otra ‘cuadriguera’, Lourdes Ibarra Abellán, amante del mundo del caballo, rememoraba episodios de aquel día que desfiló en 2006. “No se puede describir. Hay que vivirlo”. Sin embargo, al ser preguntada si le gustaría que su hija hiciera lo propio era firme: “Creo que está mejor tocando el piano, que es lo que le apasiona”.

Las ‘cuadrigueras’ azules junto a José María Miñarro, Tana García y María García. Constanza Pía Pérez

Carmen Martínez, otra mujer ‘arrojada’, encarnaba a Flavia Domicia en 2008. “No dudaría ni por un momento en volver a coger las riendas”. Sus palabras las corroboraban Ana María Navarro Guillén. “Si me ponen la cuadriga delante, me subo ahora mismo”. Y Cristina Parra Bermejo también asentía. Trinidad Mouliaá Correas y Beatriz Hernández García, ‘Tatín’, lograban con sus anécdotas las risas y emoción de los asistentes mientras contaban la llegada al Óvalo y la entrada al ‘tubo’ como llaman a la carrera principal. “Te adentras y el público de los palcos parece que te rodea”, añadía Inmaculada Llamas Reverte.

Y para Rosario Miñarro Molina se hacía “muy difícil” elegir entre llevar una cuadriga o ir a caballo. “No me pongáis en esa situación”, pedía la que ha encarnado a Flavia Domicia en tres ocasiones y en otras tantas a Dévora. Adela Martínez Cachá no ha sido cuadriguera, pero sí ha desfilado a caballo. “Esa ha sido siempre la ilusión de mi padre, que fuera cuadriguera”. Recordaba que cuando fue pregonera “si me hubiesen dicho de subirme a una cuadriga me hubiera subido no a una, sino a siete”.

El presidente del Paso Azul, José María Miñarro, destacaba que este año se conmemora el 75 aniversario de la primera vez que una mujer procesionó en una cuadriga en el cortejo azul. Reivindicaba las “cuadrigas como patrimonio del Paso Azul” mientras contaba algunos episodios vividos junto a las ‘cuadrigueras’ desde la posición que ocupó durante años al frente de la Comisión de Caballos.

La presidenta de la Fundación Paso Azul, María García, hacía su aportación desde su visión como mayordomo de palco. “Me emociono cuando veo al fondo, en el Óvalo, enfilar la primera cuadriga” y felicitaba a las ‘cuadrigueras’ por “vuestra valentía, arrojo… Creo que sois impresionantes”. La presidenta de la Asociación de la Virgen de los Dolores, Tana García, reconocía que “las cuadrigas, las cuadrigueras, son un hito más del Paso Azul”, mientras admitía que la mesa redonda “no has sabido a poco”. Poco después, todas ellas, posaban en una foto de familia que pasará a la historia.