­La Concejalía de Cultura ha iniciado los trámites encaminados a su recuperación. Quienes aman y respetan la historia no alcanzan a comprender que La Hoya cuente con una torre, que data de finales del siglo XII o principios del XIII, que constituye una de las joyas más valiosas de su patrimonio cultural y que se siga permitiendo su deterioro, porque hasta el momento, se ha hecho muy poco por recuperarla, pese a las denuncias públicas realizadas en reiteradas ocasiones en ese sentido.

Un año más, desde estas páginas de LA OPINIÓN, volvemos a reivindicar la rehabilitación del entorno situado en un espacio estratégico desde el cual, se divisa, no solo el extenso territorio que abarca La Hoya, sino también cuanto la vista alcanza desde la sierra de Tercia hasta la de la Almenara y desde Puerto Lumbreras a Totana.

El nuevo equipo de gobierno que preside el alcalde Diego José Mateos, ha expresado su interés de trabajar junto a los vecinos para recuperar lo que considera como un símbolo de importante relevancia para La Hoya. De hecho, la concejala de cultura, María Ángeles Mazuecos ya ha iniciado los primeros trámites para desbloquear la situación.

Siendo conocedora de que el Ministerio de Fomento, de quien depende la autovía A-7, es parte de la solución, tiene previsto poner el caso en conocimiento del secretario de Estado de Infraestructuras, el murciano Pedro Saura, a través de la diputada nacional Marisol Sánchez, con el fin de obtener una resolución favorable lo antes posible.

La Torre de Mena se encuentra situada a la espalda del barrio de San Víctor, junto a la autovía A-7. Constituye una de las joyas más valiosas que tiene esta pedanía y actualmente se encuentra en estado de absoluto abandono y desidia. La alambrada que la protegía para evitar el acceso incontrolado a la misma, casi ha desaparecido y apenas quedan unos restos. Varias de sus paredes han sido destruidas y en su interior se acumula una gran cantidad de piedras, lo mismo que en sus alrededores, fruto del paso del tiempo sin haber intervenido en ella.

En sus inmediaciones se acumulan basuras y en la parte inferior del montículo sobre el que se levantó, se observan restos de botellas de cristal que han roto quienes frecuentan este histórico lugar para practicar el botelleo, sobre todo, los fines de semana. Al encontrarse destruida la alambrada que la protegía y disponer de fácil acceso a la misma, quienes frecuentan este lugar siguen dedicándose a arrojar piedras sobre el lateral norte de la torre.

Algunas de ellas se encuentran situadas al borde de los muros de hormigón que la separan de la A-7, que discurre por debajo con el agravante de que en cualquier momento, las piedras se podrían desprender y caer sobre la citada vía.

La Torre de Mena es conocida también como Casa del Obispo o torre de La Hoya. Fue descubierta durante las prospecciones arqueológicas efectuadas en el tramo de la autovía A-7 entre Alhama de Murcia y Puerto Lumbreras. Se excavó en el año 1991 previo a la construcción de la citada autovía. Se localiza sobre un pequeño cerro situado a 310 metros sobre el nivel del mar en la margen izquierda del río Guadalentín.

Anteriores equipos de gobierno en el Ayuntamiento de Lorca expresaron su intención de incluir el proyecto en el Plan Director para la Recuperación del Patrimonio Cultural dañado por los terremotos de 2011, donde al parecer, se contemplaba una partida para ejecutar el proyecto.

Fuentes del citado equipo de gobierno señalaron asimismo que el motivo de no haberlo efectuado se debió a que seguían esperando la autorización por parte de la Demarcación de Carreteras del Estado para poder acceder hasta el lugar. Al parecer, los terrenos de acceso a la torre no son propiedad municipal lo que complica aún más la situación.

Se trata de una torre de planta con 4,8 metros de longitud en los cuatro lados orientados al sureste, suroeste, noroeste y noreste, según el director del Museo Arqueológico Municipal de Lorca, Andrés Martínez.

Conserva la cimentación que se levantó sobre una capa de argamasa de cal de unos 8 centímetros. La torre se utilizaba para controlar visualmente el territorio que se extiende por la zona del valle. Desde lo alto de la torre se divisa el castillo de Lorca.