«Este cuento que os voy a contar, yo tenía seis añitos cuando lo aprendí. Entonces no había juguetes como ahora. Mi padre lo contaba alrededor de la chimenea». Así comenzaba Josefina Hernández, abuela y vecina del municipio de San Javier, la historia que aprendió cuando era una niña y que ahora revive casi noventa años después, entre nostalgia y alegría.

Como ella, ocho mayores más del municipio relataron sus vivencias e historias tradicionales tan interesantes, pero también tan desconocidas para los más jóvenes. Además, les obsequiaron con alguna que otra narración de su puño y letra.

Hay que decir que estos relatos fueron preparados especialmente para la ocasión con mucho cariño, pero también con mucho esmero, ya que contenían moralejas y consejos que, desde la experiencia, estas personas intentaron regalar a las futuras generaciones. Marta Carro, vecina de la localidad pero originaria de Argentina, explica que «no solo los niños aprenden hoy aquí. Nosotros también aprendemos de ellos» y les trae una historia muy antigua que se cuenta a todos los niños en su país de origen.

También resalta la importancia de esta clase de actividades para que la tradición de contar historias no desaparezca en este mundo tan virtual: «Hoy en día, en este mundo tan tecnológico, estas cosas se están perdiendo, es importante conservarlas». Los pequeños asistentes a esta reunión pudieron escuchar historias de tradición oral, pero también participaron activamente preguntando a los mayores sobre esos relatos.

Además, entonaron con gran entusiasmo canciones del folclore español como 'La gallina turuleca', 'Tengo una muñeca' y 'El patio de mi casa. «Son iniciativas muy buenas para las familias. Hay que aprender de la gente mayor. La tradición que tienen, su experiencia, lo que han vivido. Eso no se aprende en otro lado», comenta una de las madres sobre la jornada de cuentos, y añade que «nosotros también estamos aprendiendo mucho hoy».