Ricote quiere subirse al tren del turismo. La localidad ha permanecido prácticamente aislada de cualquier progreso y hoy, su mayor amenaza es la despoblación. En 1960, el pueblo alcanzaba casi los 3.000 habitantes y hoy, apenas llega a los 1.300.Consciente de esta amenaza, el alcalde, Celedonio Moreno, cree que es hora de atajar la huida de vecinos, al tiempo que considera que hay procurar la llegada de otros que se sientan atraídos por el atractivo de estas tierras situadas en pleno corazón de la Región.

Una de las cuestiones que Moreno ha puesto encima de la mesa es transformar la antigua Casa de la Encomienda de Ricote en una hospedería rural. Actualmente, la casa es propiedad de la Fundación Colegio Hospital de San Diego y está administrada por el Obispado. Sin embargo, el inmueble posee un amplio historial que se remonta al siglo XVI y no siempre fue tutelada por la iglesia. Sus propietarios más recientes fueron el médico Diego Candel Rubio y su esposa, Paz Massa, que tras sus muertes en los años 30, fue saqueada durante la República y la Guerra Civil, destruyéndose sus valiosos archivos.

Ya después, en los años 50, el párroco Amable Martínez llevó a la casa a las Monjas Carmelitas, de feliz recuerdo para los ricoteños porque estas hermanas cuidaban a todas las personas que caían enfermas, entre otros cometidos. Cuando se fueron, la casa permaneció cerrada durante algunos años, pero después, otro sacerdote, Manuel Jiménez Sánchez Morales, que estuvo en Ricote durante 45 años como párroco, solicitó el traslado al convento de la 'Congregación de Religiosas Hijas del Cenáculo', fundada en el año 1944 por el reverendo Joaquín González de la Llana, que asistían a la parroquía de San Sebastián de Ricote y que, además, crearon servicios como el de una guardería y talleres de mecanogría, cursos de corte y confección y todo lo relacionado con la catequesis y esperitualidad. Estás monjas son aún hoy muy recordadas por los vecinos por su buen hacer en el pueblo. Se fueron en 2014, fecha en la que el convento fue clausurado.

Precisamente, la hermandad del patrón ricoteño y la propia parroquia han utilizado el patio central de la casa y han ofrecido en un par de ocasiones aperitivos con objeto de recaudar fondos para ambas entidades. Las ricas tapas que se cocinan son donadas por los vecinos a modo de contribuir en el mantenimiento de la hermandad. La antigua casa de la encomienda de Ricote data del siglo XVI. Es un edificio de dos plantas cuya fachada da idea de una gran casa renacentista. En su interior tenía lugar la gestión administrativa y económica de la Orden Militar de Santiago.

Según las etapas políticas que reyes y órdenes militares tuvieron, esta sede sería gobernada por varios y sucesivos comendadores. Durante décadas fue habitada por el médico Diego Candel y, tras su muerte, se convirtió en el Convento de San Diego. Está situada junto a la Plaza de España de Ricote, justo enfrente del Palacete Llamas y se accede por un callejón sin salida fácilmente localizable.