El Ayuntamiento de Lorca ha solicitado la colaboración ciudadana para identificar a quien destrozó el pasado jueves, como adelantó LA OPINIÓN, los sistemas de control de accesos a las playas del parque regional de Calnegre, que se han estrenado este fin de semana para limitar la entrada de vehículos particulares a sus calas.

El consistorio ha condenado el derribo de la caseta de madera donde se sitúa la barrera del acceso, la rotura de los cristales de la que se usa para vender los billetes a los autobuses en los que es obligatorio acceder a la playa y de la pérgola de madera que daba sombra a los turismos estacionados antes de la zona de control.

En este último caso, los apoyos han sido cortados con una motosierra, ha indicado el consistorio, que ha encontrado decenas de clavos distribuidos por el camino con la intención de pinchar los neumáticos de los autocares y sabotear el servicio.

Ayer fue el primer día de restricción de accesos en vehículos particulares y los autobuses eran gratuitos este primer fin de semana de la experiencia que pretende reducir el impacto de los automóviles en esta zona protegida.

Según el ayuntamiento, el servicio se está prestando con cierta normalidad pese al sabotaje para "evitar la superación de la capacidad ecológica de la zona" y conseguir un acceso a las playas más fácil y rápido para vehículos policiales, de bomberos o sanitarios.

El sistema de regulación de accesos afecta a las playas Cala de Calnegre, Baño de las Mujeres y El Siscal en los días de máxima afluencia turística, como los fines de semana de julio y agosto.

Los vehículos que lleguen después de las 10 tienen que aparcar en Puntas de Calnegre o en el estacionamiento disuasorio habilitado a la entrada con capacidad para 150 turismos.

El billete de ida y vuelta cuesta a partir del próximo fin de semana tres euros ida y vuelta.

La frecuencia de los autobuses es de 30 minutos de 10 a 21 horas.