Savia nueva para la agricultura murciana
Casi 500 jóvenes han creado desde el año pasado empresas agrícolas en la Región gracias al Programa de Desarrollo Rural, que les facilita una ayuda económica para alquilar, cultivar y producir en explotaciones con el fin de competir en el mercado agrario
Daisuke Mori y Francisco José Sánchez son dos jóvenes agricultores que decidieron no hace mucho romper con ese estereotipo de que los adolescentes prefieren pisar asfalto antes que tierra y sujetar un móvil en vez de las tijeras de podar. Ellos han decidido plantear su vida laboral y empresarial entre terrenos de cultivo, sin oficinas ni jefes; son dos de los 499 jóvenes que el año pasado recibieron ayudas del Programa de Desarrollo Rural (PDR) destinadas a la creación de empresas agrícolas. Ayudas que están cofinanciadas por el fondo FEADER, el Ministerio de Agricultura y la Comunidad.
En Caravaca de la Cruz, Daisuke Mori decidió dedicar una explotación agrícola al cultivo de cáñamo en regadío tradicional, pero el legal, ya que no contiene componentes psicoadictivos, es decir, las plantas tienen unos niveles muy bajos de tetrahidro cannabinol, y Daisuke así lo debe señalizar en la plantación, mostrando que cumple con la normativa europea. Esta especie, de amplia tradición en la comarca, pero en desuso desde hace años, vuelve a mostrar interés para los agricultores jóvenes, dado los hábitos alimentarios actuales, tendentes a alimentos más saludables y dietéticos. A su vez, su uso en cosmética es cada vez más demandado, con claras posibilidades de expansión hacia otros mercados y en el sector del calzado tradicional de Caravaca. Para esta plantación de 2,38 hectáreas en régimen de arrendamiento, Daisuke se ha beneficiado de una ayuda de 27.500 euros, de la que hasta ahora ha percibido 6.600 euros en el año 2016, a la espera de que la Consejería de Agricultura compruebe la viabilidad económica de su cultivo para concederle el resto.
Frutas de hueso y claveles
Por su parte, Francisco José está dedicado al cultivo de frutales de hueso y flor cortada en invernadero, concretamente de clavel. Esta variedad de cultivos, explica Francisco, es para asegurarse la viabilidad económica de alguna de sus producciones. Se le concedió el pasado año una ayuda de 41.000 euros, de los que ya percibió el primer tramo en 2016. También le fue concedida una ayuda de 25.331 euros para la modernización de su explotación, consistente en las inversiones de adquisición de un tractor, diversos aperos y una planta frutal.
La agricultura, para estos dos jóvenes, ha pasado a ser su negocio y su nueva forma de vida.
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