Adiós a las monjas 'encerrás'

En el extremo de la calle conocida en otro tiempo como Camino Real (hoy del Literato Azorín, núms. 31 y 33, y antaño extramuros), se haya situado el Monasterio de Monjas Franciscanas Concepcionistas, conocido popularmente en la localidad por el convento de monjas 'encerrás' (por

encerradas o de clausura), un convento que está próximo a quedarse sin inquilinas. Y es que las monjas 'encerrás' de Yecla (en la actualidad sólo quedan cuatro) se han hecho mayores y no tienen quien las sustituya por falta de vocaciones de ahí que hayan solicitado tanto al Obispado como a la Santa Sede su traslado a otros conventos (unas irán a Murcia y otra a su país de origen, en América Latina) donde puedan recibir las atenciones que precisan por su edad.

Así lo confirmaron ayer a esta redacción las propias religiosas así como el delegado episcopal para la Vida Religiosa de la Diócesis de Cartagena, Miguel Ángel Gil, quien señala, además, que será el propio obispo, José Manuel Lorca Planes, quien oficie una misa de despedida a las monjas concepcionistas de Yecla, una ceremonia que tendrá lugar a primeros del mes de febrero.

Aunque aún no hay fecha definitiva para su marcha, la noticia ha causando hondo penar entre los yeclanos ya que la historia de la iglesia y el convento de las Concepcionistas está asociado al devenir de esta población, donde fue fundado allá por el año 1875.

Este conjunto histórico consta de dos edificios: el convento y la iglesia. El Convento de Monjas Concepcionistas es un edificio de planta rectangular con un claustro de doble galería. La planta baja del edificio consta de vestíbulo, locutorio interno, sala capitular, enfermería, refectorio, despensas, cocina, santuario, sacristía y coro bajo. La planta principal cuenta con 32 celdas, cada una con el nombre de una santa de la Orden Franciscana. En la fachada hay un escudo de armas de la Real Orden de Carlos III.

La Iglesia de Monjas Concepcionistas por su parte, es un edificio neogótico de una sola nave de planta rectangular divida en seis tramos, con bóveda de crucería y presbiterio.

El Obispado debe decidir ahora sobre el futuro de este convento, cuya propiedad es de las monjas y que, tras su marcha, pasaría a manos de la Diócesis.