Una vez más y gracias a la colaboración de Motos Marín, concesionario oficial Suzuki para la Región de Murcia, hemos podido probar el último gran lanzamiento de la marca; la poderosa Suzuki V-Strom 1050 XT que, como ya nos ocurriese con la renovada Katana, recupera el más genuino estilo Suzuki de finales de los 80, combinado con la más avanzada tecnología y electrónica, dando lugar a una de las opciones más atractivas, equilibradas e interesantes de una competida categoría donde militan rivales tan cualificadas como la nueva Honda Africa Twin, la Ducati Multistrada 950 o la KTM Adventure 1090, por citar algunas y con las que compite sin rubor.

Características la Suzuki V-Strom 1050 XT

Muy atractiva desde cualquier ángulo -sobre todo en los colores blanco/rojo de nuestra unidad de pruebas-, la V-Strom 1050 XT impone por su gran tamaño y su agresiva silueta. Sin embargo, nada más subirnos en ella y aún antes de arrancar, empieza a transmitirnos esa confianza y seguridad que es lo que más nos ha gustado de esta gran moto, válida para todo uso, pero especialmente indicada para largos viajes -a poder ser de aventura, dentro y fuera del asfalto-. Es grande y pesada -236 kg.-, pero su bajo asiento -855 mm. de altura- y su excelente y cómoda postura de conducción, unidos a su llanta delantera de 19 pulgadas (17 detrás), hacen que sea muy fácil de manejar, incluso en parado, con un radio de giro ciertamente destacable.

Es hora de ponernos en marcha, además de un agradable y estimulante sonido de motor, el tacto del acelerador es perfecto y la suavidad de su arrancada nos 'arranca' la primera sonrisa. Vamos empalmando marchas y nos sorprende su agilidad en ciudad, su facilidad de manejo y que todo lo haga tan bien.

El bicilíndrico en V de 1.037 c.c. cumple ahora la estricta normativa de emisiones Euro5 y gana potencia, llegando a unos muy respetables 106 CV a solo 8.500 rpm, con un generoso par motor de 100 Nm a 6.000 vueltas. Pero no es el excelente y robusto motor, o el sólido chasis doble viga de aluminio, ni si quiera sus largas y suaves suspensiones o su excelente equipo de frenada lo que hace de esta 1050 XT una moto tan especial, sino la avanzadísima electrónica que embarca. Una IMU de Bosch de última generación gestiona lo que Suzuki denomina SIRS -Suzuki Intelligent Ride System- y que engloba todas las ayudas electrónicas a la conducción.

Así, tenemos desde un acelerador electrónico -de ahí su delicioso tacto- a tres mapas de potencia -en todos entrega los 106 CV, pero de manera muy diferente-, tres niveles de control de tracción -además es posible desconectarlo-, ABS adaptativo en curva, también de dos niveles, asistencia de arranque en pendiente, controles que evitan rebotes en ambas ruedas, control de crucero -que utilizaremos mucho porque esta 1050 XT corre de veras-, sistema anticalado... Entre todos ellos consiguen esa sensación de control, de confianza que la hacen tan especial, como decíamos antes, todo lo hace bien, de forma fácil y al ritmo que su piloto decida -que puede ser de escándalo, casi sin querer-.

Su cómoda y bien integrada postura de conducción nos protege muy bien del viento y su progresividad hace que, por virada que sea la carretera siempre tengamos una respuesta inmediata al girar el gas en cualquier marcha. El aplomo es impresionante y los frenos lo aguantan todo -al menos el castigo al que fuimos capaces de someterla-. Saliendo a la autovía, lo mismo. Confianza total. Ojo que corre mucho y no se nota, es fácil llegar a las curvas a mucha más velocidad de la esperada, pero tampoco pasa nada, primero porque la metes con facilidad aunque te hayas pasado y segundo porque basta con tirar de frenos para que, sin sustos, rebotes ni extraños, vuelva a su cauce con nobleza.

Por último, salimos a caminos sin asfaltar -anchos y planos, eso sí- y pese a sus neumáticos de asfalto, otra vez la confianza es total. Su enorme pantalla de información muestra todo lo necesario y, aunque se supone que hay que detenerse para cambiar las configuraciones, conseguimos 'engañar' al sistema, pues basta con poner punto muerto para cambiar el mapa, el control de tracción y el ABS -sencillo, sus piñas de control tienen pocos botones y se manejan intuitivamente- y que comience el espectáculo. Parece como si le quitaras 80 o 100 kilos y te perdona los excesos -y mira que el acelerador es el más dosificable y preciso que hayamos probado- que a buen seguro vas a cometer.

Precio de la Suzuki V-Strom 1050 XT

En definitiva una moto de alto nivel que, además de 'hacerlo todo bien' es preciosa y evocadora, derramando personalidad a su paso. La culpa de todo la tienen los 14.629 euros que cuesta, incluidos los tres años de garantía y tres años de asistencia premium, pero hemos de confesar que a cada kilómetro que hacíamos, nos parecían más razonables.

Ven a probarla en Motos Marín

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