El ‘Mitsu’ Outlander PHEV se pone al día con interesantes mejoras que atañen a su imagen, dotación y mecánica. Por fuera aparecen nuevos paragolpes, parrilla y las ópticas pueden ser de Led para todas las funciones; dentro notamos ciertos detalles cromados, algunos mandos se reorganizan, hay aireadores para las plazas traseras y los asientos, que son más cómodos, adoptan otras tapicerías.

En cuanto a la cadena motriz, el nuevo Outlander PHEV recibe un actualizado motor de gasolina, que sube su cilindrada hasta los 2,4 litros para rendir 135 CV -antes era de 2,0 litros con 120 CV-. La parte eléctrica se mantiene con su potencia delante de 82 CV y se complementa con el otro eléctrico trasero de 95 CV. Así, la potencia total del sistema híbrido enchufable asciende a 230 CV -antes 203 CV-, lo que redunda en las prestaciones, como pudimos comprobar en las pruebas que le hicimos.

Nos gustó asimismo su respuesta a medio régimen, más contundente que antes, ademas de disfrutar de un mejor trabajo de insonorización que se suma al confort general en marcha. El tarado de las suspensiones es más bien suave, pero su comportamiento da confianza para poder ir a ritmos rápidos, además se ha aumentado la rigidez del chasis. También hay nuevo modo de conducción ‘Sport’ que prioriza las prestaciones -se incorpora otro que mejora la tracción en superficies más deslizantes ‘Snow’-.

GESTIÓN INTELIGENTE

Mención especial merecen, dentro de la sección eléctrica, los acumuladores de energía, que suben hasta los 13,8 kWh en esta última entrega. Permiten una autonomía en modo ‘EV’ -100 % eléctrico- de 54 kilómetros bajo el más realista ciclo WLTP -un rango que se puede conseguir si se conduce con de forma eficiente- y pueden impulsar el coche hasta una velocidad de 135 km/h. La recarga se obtiene, además de por una toma de corriente -algo más de cinco horas si es doméstica, menos de media hora para el 80 % de carga en una toma rápida- a través de las máquinas eléctricas que se invierten para hacer de generadores en fases de retención.

Esta retención se puede modular en cinco etapas para que cargue de forma más eficiente, a costa de una mayor deceleración, con las levas del volante y la posición ‘B’ del selector del cambio. Pero eso no es todo, porque hay dos mandos aparte para forzar la recarga de la batería -útil si queremos hacer los últimos kilómetros de un trayecto en modo eléctrico- o para conservar el remanente que tengamos.

Por otro lado, la arquitectura de propulsor eléctrico en el eje trasero consigue un esquema de tracción integral, algo que aumenta las posibilidades de uso de un vehículo que levanta sus bajos del suelo 19 centímetros.

Y no podemos pasar por algo los resultados obtenidos con el nuevo sistema de propulsión. A pesar del incremento de la potencia, sigue homologando una cifra de consumo muy baja: 1,8 litros por cada 100 km -en los ciclos de homologación se tienen en cuenta los momentos en los que este tipo de vehículos funcionan en modo ‘EV’, de ahí ese valor tan bajo-. Su eficiencia le ha valido la etiqueta ‘Cero emisiones’ de la DGT, con todas las ventajas que eso conlleva.

Por lo demás, el formato Outlander sigue siendo muy acertado al ofrecer un modelo alto, de 4,70 metros de longitud pero nada aparatoso, con un maletero de casi 500 litros. Su interior, comodísimo, por cierto, es muy modulable, un aspecto que puede convencer a los indecisos que están pensando en un monovolumen.

Para nuestro mercado, la marca vuelve a lanzar una versión ‘Motion’ con algo menos de equipamiento que la tope de gama ‘Kaiteki’. Así, nuestro Mitsubishi Outlander PHEV tiene un precio de partida, con descuentos, de 33.295 euros; si nos vamos a la versión de referencia Kaiteki, el coste, con descuentos, se queda en unos interesantes 38.120 euros. Y es que, hoy por hoy, el Outlander PHEV sigue siendo el ‘SUV’ híbrido enchufable más vendido del mundo con más de 150.000 unidades. No nos extraña viendo su formidable relación precio/producto.