Ganadores del Gordo en 2009

“Ganamos un décimo del Gordo entre cuatro compañeras dos meses antes de que la empresa se fuera a la ruina”: así le salvó la vida la Lotería de Navidad a dos hermanas de Tenerife

Viajes Marsans vendió en diciembre de 2009 el primer premio en décimos entre su personal y en febrero entró en concurso de acreedores 

De izquierda a derecha, las hermanas Lourdes y Diana Mora y Mary Moreno, compañeras en la desaparecida compañía Viajes Marsans, con sede en Puerto de la Cruz.

De izquierda a derecha, las hermanas Lourdes y Diana Mora y Mary Moreno, compañeras en la desaparecida compañía Viajes Marsans, con sede en Puerto de la Cruz. / MARÍA PISACA

Humberto Gonar

“Mi hermana me llamó por teléfono gritando que nos había tocado el Gordo; yo no sabía que estaba jugando un décimo que ella había comprado para las cuatro compañeras de la oficina y que ni siquiera le había pagado. Todo fue tan extraño que la primera vez que vi su llamada le colgué porque no le reconocía la voz; luego caí en la cuenta que era su número de teléfono y me puse yo en contacto con ella y me explicó”. Como si de una anécdota se tratara, Lourdes Mora cuenta cómo vivió aquel 22 de diciembre de 2009 cuando la suerte la visitó. 

Impertérrita quedó Mary, la compañera de las hermanas Mora, aquella mañana, cuando en la oficina se seguía el devenir del sorteo y los niños de San Ildefonso cantaron el ansiado: ¡78294!, ¡300.000 euros!. “Cantaron el número y yo rápidamente lo identifiqué porque además era el único que llevaba”, cuenta Diana, para precisar que “Mary seguía concentrada pendiente de la pantalla haciendo los trámites, como si aquello no fuera con ella”. 

Lourdes y su hermana Diana eran dos de las cuatro trabajadoras de la oficina de Mundicolor, junto a Montse y María del Mar, que por aquella época pertenecía al Viajes Marsans, que estaba en la zona de La Paz, en el municipio turístico de Puerto de la Cruz, al Norte de Tenerife. Como ellas, también resultados agraciados sus compañeros de empresa que adquirieron los décimos que trajo desde Madrid el director regional y que los ofreció al personal de las oficinas en Santa Cruz y el Sur, además del Puerto. 

"Mi hermana me llamó para decirme que nos había tocado el Gordo; no le reconocí la voz ni sabía que había comprado un décimo de la Lotería”

Lourdes Mora

— Agraciada del Gordo de la Lotería 2009

Cuatro días antes del día de la Lotería Extraordinaria de Navidad se había celebrado la tradicional cena de empresa y el director de zona, que englobaba Madrid y Canarias, asistió y vendió los últimos décimos que le quedaban del número 78294, que dejó en la ciudad turística más de un millón de euros. Según explica Diana, que era la responsable de la oficina, en Mundicolor las cuatro trabajadoras jugaban juntas un número. “El jefe me dijo que solo le quedaba ese y yo lo compré para compartir con las compañeras. Mi hermana ni me lo había pagado cuando salió premiado y a una compañera días antes fui y el cogí del bolso los cinco euros porque le dije que yo no iba a costear el décimo en solitario”. 

“Un conocido se presentó como amigo y me ofreció como prenda un reloj a cambio de que le prestara un dinero para afrontar unos apuros”

Mary Moreno

— Agraciada del Gordo de la Lotería de 2009

Las cuatro trabajadoras de Mundicolor se repartieron 75.000 euros cada una de los 300.000 de su décimo agraciado, mientras que las otras tres empleadas de Viajes Marsans un ‘pedacito’ completo ‘por barba’. Es el caso de Mary Morales, a quien hasta la inquilina le pidió que hiciera la vista gorda con alguna mensualidad mientras que apareció un ‘amigo’ que le ofreció en prenda su reloj a cambio de que le dejara un poco de dinero en efectivo para afrontar algunos apuros. 

Ocho visitas del Gordo

El 78294 no aparece consignado a una de las administraciones de Lotería de la provincia tinerfeña, porque llegó a Tenerife por ser el número de empresa que jugaba Viajes Marsans a nivel nacional y que repartió la suerte entre sus cuatro mil trabajadores. De ahí que quede fuera del cómputo de las ocho oportunidades -una vez que ha ocurrido en la provincia de Las Palmas- que el azar ha visitado alguna de las localidades tinerfeñas: la primera y única oportunidad que el Gordo visitó Santa Cruz de La Palma fue con el número 18795, en 2001. A partir de ahí se puso remolón en su segunda visita, en 2007, con el 06381, cuando cayó en Puerto de la Cruz; en 2010, repartió la suerte con el 79250 en Garachico; el 76058 fue el número más bonito de 2012, cuando se repartió en Santa Cruz de Tenerife, Los Realejos y Puerto de la Cruz; en 2017, la suerte recayó en el 71198 y se vendió en Granadilla; el primer premio de la Lotería Nacional de Navidad de 2018, que recayó en el 03347, se repartió en una docena de localidades: Santa Cruz de Tenerife, Arico, Bajamar, Granadilla, Icod de los Vinos, La Orotava, Los Realejos, Porís de Abona, La Laguna, Tegueste, Vilaflor y Puerto de la Cruz, mientras que en 2020 sonrió a Granadilla con el 72897 y el año pasado, cuando el gordo correspondió al 05490, se distribuyó en Callao Salvaje, en Adeje, Granadilla, La Guancha y La Laguna. 

Digno de mención fue lo ocurrido en el año 2007, cuando una administración de Puerto de la Cruz devolvió los billetes correspondientes al 06381 “por feo”. Y es que estuvo colgado en ventanilla hasta última hora y no despertó el interés de nadie; no ocurrió lo mismo las otras dos veces que la ciudad turística resultó agraciada con el primer premio de la Lotería Nacional de Navidad, en 2012, con el 76058, y en 2018, con el 03347. 

En las ocho veces que ha visitado la provincia tinerfeña el premio gordo por Navidad, las terminales más repetidas han sido 0, 7 y 8, según los datos proporcionados por el delegado de Loterías y Apuestas del Estado, Raúl de Montis. 

Las hermanas Lourdes y Diana Mora, junto a María, a la derecha, compañeras de trabajo en Mundicolor.

Las hermanas Lourdes y Diana Mora, junto a María, a la derecha, compañeras de trabajo en Mundicolor. / MARÍA PISACA

Las hermanas Diana y Lourdes Mora, así como su compañera de trabajo María Morales son la alegría y el alma de la Lotería de Navidad gracias a su testimonio que siembra el anhelo en el interlocutor de que la suerte le corresponda en algún momento de su vida. 

Eso sí, encontrar a un agraciado del Gordo es como hallar una aguja en un pajar; y no solo por la dificultad que entraña indagar entre los cronistas de la época, como el caso del periodista Raúl Sánchez Quiles, que estuvo a pie de calle viendo cómo las trabajadoras de las oficinas de Mundicolor y Viaje Marsans, en Puerto de la Cruz, brindaban entre pellizcos. El otro hándicap para intentar convencer a las ganadoras del Gordo a compartir su testimonio es a que sus familiares, amigos y demás conocidos puedan asociar el titular del reportaje con que son millonarias en la actualidad. Y deslizan un lacónico: “aquello fue hace ya mucho tiempo (en 2009) y ya se acabó”... 

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La suerte tuvo su propia historia con cada una de estas trabajadoras del sector turístico en Puerto de la Cruz. La principal, una paradoja: ganaron el Gordo con el número que vendió la empresa que dos meses después quebró tras entrar en un concurso de acreedores. Nada hacía temer que la estabilidad con la que celebraban en la Navidad de 2009 se truncara dos meses después... y que casi se convirtió en una condena, pues durante medio año, hasta septiembre, tuvieron que ir a trabajar, sin cobrar, a su oficina, pero con la obligación de no abandonar su puesto de trabajo para evitar perder sus derechos. Y eso contra viento y marea, pues tenía que capear el temporal que provocaba una empresa que había cobrado a los turistas en origen. Luego, cuando llegaban, ellos recogían al pasaje en el aeropuerto, los acompañaba hasta la guagua y los enviaban a los hoteles, donde los visitantes se encontraban con la sorpresa de que tenían que abonar el dinero que ya previamente desembolsado cuando contratado sus vacaciones. 

Esta situación laboral agónica que vivió Viajes Marsans la pudieron capear Diana, Lourdes y Mary, entre los 4.000 trabajadores, gracias precisamente al pellizco que les dejó la Lotería de Navidad. En el particular de las cuatro compañeras que jugaban el mismo décimo, 75.000 euros cada una, les permitió quitarse la hipoteca en algún caso, un viaje a Londres y, en particular, sobrevivir a los seis meses sin percibir un euro hasta que comenzó a pagarles el Fogasa. 

“El director regional de Viajes Marsans de Madrid y Canarias me ofreció el último décimo; le cogí 5 euros del bolso a una compañera para pagar su parte”

Diana Mora

— Agraciada con el Gordo de la Lotería de 2009

Hace catorce años, cuando la suerte las visitó, Diana estaba casada y tenía un niño de dos años. Con el humor que caracteriza a esta experta de la touroperación y que flirteó cuatro años con la política municipal en el Puerto de la Cruz y otros tantos en el Cabildo de Tenerife, Diana se apresura a precisar. “Gané la Lotería de Navidad cuando estaba casada, y sino casada con el mismo”, explica mientras una sonrisa ilumina su cara. 

El tiempo pasó. Y si no que se lo digan a la hermana de Diana, Lourdes, que hace catorce años estaba soltera y en la actualidad está casada con el que entonces fue su novio y tienen tres hijos

Mary, que fue de las tres compañeras que jugó su propio décimo, sigue soltera. Natural de La Laguna, desde 1981 está vinculada al sector turístico, por lo que incluso instaló su residencia en Puerto de la Cruz. 

“Dicen que soy una hormiguita”, cuenta a gala Mary, para precisar que desde 1981 hasta que quebró su vida estuvo siempre trabajando, al igual que ha ocurrido con Lourdes y Diana, que han rehecho su vida laboral. 

Dónde invirtieron el dinero

Mary, que ganó 300.000 euros con el décimo que jugaba ella sola, invirtió el dinero ganado en adquirir un piso ‘a toca teja’ y un coche, y mantuvo la hipoteca que tenía sobre un estudio, mientras que Lourdes destinó una parte a ayudar a su madre y a la que a la postre fue su suegra a costear unas obras de reforma en la casa, y a un viaje con su hermano Juan Pablo a Londres, además de adquirir un vehículo. Diana, por su parte, aprovechó para quitarse las dos hipotecas con las que se había comprado la casa y el coche... y el resto del dinero le permitió capear el tiempo de ‘vacas flacas’ que supuso la quiebra de su empresa. 

“Ingresamos el décimo en una oficina bancaria y no pudimos disponer del dinero hasta dos semanas después; aquella negociación se cerró con un almuerzo que pagué yo”

Mary Moreno

— Ganadora del Gordo de la Lotería 2009

De ellas, solo Mary mantiene un dinerillo del Gordo. De aquel 22 de diciembre de 2009 recuerda cuando fueron a ingresar el décimo ganador en una oficina de la extinta oficina de CajaCanarias. “Tuvimos que esperar dos semanas para poder disponer el dinero”, añaden, el referencia al tiempo transcurrido para hacer cuatro lotes de 75.000 euros del primer premio, a la vez que precisa que en la gestión con las dos trabajadoras de la entidad financieras le regalaron unas ‘dormilonas’ -zarcillos de perlas pequeña- para acabar la negociación con un almuerzo... “que yo creo que pagué yo”, cuenta con una sonrisa. 

Entre los compañeros, un reproche. El de Isabel, una compañera de la oficina de Viajes Marsans de Las Palmas que estaba de baja por maternidad y, al enterarse de la otra buena nueva de los trabajadores, se lamentó de que nadie la avisó de que la empresa estaba vendiendo décimos de la Lotería de Navidad. 

De cara al sorteo de este 22 de diciembre, Diana, Lourdes y Mary comparten un deseo: “que el Gordo sea tan repartido por nos ocurrió a nosotras y beneficie a mucha gente”. 

Por si el azar se decide a repetir odisea, Diana tiene la encomienda que comprar un décimo con la ilusión de poder contar un segundo capítulo del Gordo de la Navidad. Algo que está por llegar. O no.