Elecciones presidenciales

Finlandia busca un nuevo líder para su defensa nacional

Con doce años como presidente del país, el conservador Sauli Niinistö dejará el cargo tras las elecciones de este domingo. Concurren nueve candidatos de las principales familias políticas finlandesas

Gemma Casadevall

Finlandia, el país de la Unión Europea (UE) con la frontera más larga con Rusia, abre este domingo la búsqueda de un nuevo presidente, cuya prioridad será la defensa nacional. La política exterior era ya, por imperativo constitucional, la principal tarea del jefe del Estado nórdico. Desde la invasión de Ucrania y la incorporación “exprés” en la OTAN bajo amenazas del KremlinHelsinki dejó atrás su empeño de ver a Moscú como un vecino complejo, pero con el que convenía mantener prósperos vínculos. De la relación privilegiada pasó a cerrar a cal y canto sus 1.340 kilómetros de frontera compartida.

Ha sido un año turbulento para los finlandeses. En abril del año pasado vivió un relevo en el poder, tras las legislativas que apearon de la jefatura del gobierno a la socialdemócrata Sanna Marin. Las riendas del ejecutivo pasaron al conservador Petteri Orpo, el claro vencedor en las urnas, que formó coalición con la ultraderecha de los Verdaderos Finlandeses. Con el arranque de la alianza se sucedieron una secuencia de escándalos y crisis en la nueva alianza de gobierno, incluida la dimisión de un ministro ultra por bromear con Adolf Hitler.

Con doce años como presidente del país, el conservador Sauli Niinistö dejará el cargo tras las elecciones de este domingo. Concurren nueve candidatos de las principales familias políticas finlandesas. La de este domingo es la primera ronda, a la que previsiblemente seguirá el desempate el 11 de febrero. La última etapa de Niinistö en la presidencia ha estado marcada por el vuelco dado en las relaciones con Rusia de este enorme país de apenas 5,5 millones de habitantes. Los finlandeses nunca olvidaron los peligros de un vecino que ya le invadió en 1939. Pero en la Guerra Fría optó por la neutralidad militar, una posición mimada durante décadas, hasta que en 2022 pasó a solicitar -junto con Suecia- el ingreso en la OTAN.

Niinistö negoció con éxito y mano firme un proceso integración que completó en menos de un años. En lo personal, ello ha implicado que dejó de ser amigo de Vladímir Putin para unirse a la línea de la máxima prevención representada por las repúblicas bálticas. Para su álbum de fotos del pasado quedarán algunas escenas de mediáticos partidos de hoquei sobre hielo con Putin.

Tropas estadounidenses y el dilema nuclear

A su sucesor le corresponderá definir en qué queda el despliegue de tropas estadounidenses en su territorio y si la implicación con la OTAN incluye albergar armamento nuclear. El presidente finlandés es, además del máximo cargo del Estado, el comandante en jefe de sus fuerzas armadas, en un país que ha invertido fuertemente en Defensa desde mucho antes de su incorporación en la Alianza Atlántica. Tiene 70.000 soldados en activo y 280.000 reservistas, ha adquirido recientemente 60 F-35 estadounidenses y es país puntero -junto con los bálticos- en la protección contra ciberataques. Que llevaba décadas preparándose para “eventualidades” bélicas lo evidencian las 900.000 plazas de búnker existentes solo en el llamado “gran Helsinki”, la capital y sus múltiples extrarradios.

Dos avezados exministros y un ultra histriónico

Los sondeos apuntan a que pasarán a la segunda ronda de las presidenciales dos experimentados políticos: Pekka Haavisto, que fue ministro de Exteriores en el gobierno de Marin y, por tanto, figura clave en el proceso de integración en la OTAN, y Alexander Stubb, quien también pasó por esa cartera en 2008 y luego se convirtió en jefe del gobierno. Haavisto es un político carismático de 65 años, originario de los Verdes aunque concurre como independiente, que ejerce a veces de DJ y otras de acompañante de su esposo, el peluquero ecuatoriano Antonio Flores, bastante conocido en Helsinki. Stubb, de 55 años y del partido conservador como el primer ministro Orpo, es figura consolidada también a escala europea, dentro de la familia de los populares. Los sondeos sitúan a Haavisto en segunda posición en intención de voto con un 20%, entre dos o tres puntos por debajo de su teórico principal rival, el conservador.

El tercero en disputa, con un 16%, es el exlíder de los Verdaderos Finlandeses y actual presidente del Parlamento finlandés, Jussi Halla-aho. Es un personaje histriónico, que en el pasado practicó sin tapujos la xenofobia declarada y con experiencia ante los tribunales por incitación al odio. Antes de las legislativas del año pasado había traspasado ya el liderazgo del partido a la algo más moderada Riikka Purra, ministra de Finanzas del actual gobierno. Volvió a la vanguardia política como presidente del Parlamento, segundo máximo cargo del país tras la jefatura del Estado.

Al resto de candidatos no se les perciben opciones de alcanzar la segunda vuelta. Entre ellos está el ex comisario europeo de asuntos económicos Olli Rehn y, muy por debajo de toda posibilidad, la candidata de los socialdemócratas y también exmiembro de la Comisión Europea Jutta Urpilainen. El partido de Sanna Marin sigue sin levantar cabeza tras la derrota electoral de quien fue su carismática líder, eclipsada de la vida política aunque repetidamente se baraje su nombre para distintos cargos.

Recortes y crispación laboral

Al margen de su relevancia en política exterior, de defensa y de su máximo rango en las fuerzas armadas, al presidente finlandés se le reconoce una función como “autoridad moral” y neutralidad política. Sus conciudadanos suelen confiar el puesto a figuras con experiencia, más allá de su afiliación política. Haavisto y Stubb encajan en ese perfil.

El país nórdico atraviesa un periodo turbulento, no solo por las hostilidades procedentes del Kremlin. El cierre de la frontera con Rusia fue consecuencia de la guerra híbrida que Helsinki atribuye a Moscú y reflejada en una inusitada afluencia de peticionarios de asilo que, según Finlandia, el país vecino empuja a su territorio con propósitos desestabilizadores. La decisión de cerrar los pasos fronterizos, adoptada en noviembre, ha precipitado una crisis económica y laboral a las regiones afectadas, tras años de expansión gracias al tránsito de visitantes procedentes de Rusia, así como el transporte de mercancías.

El conservador Orpo asumió la jefatura del gobierno con el compromiso de recortar gasto público, tras dispararse el endeudamiento bajo la última etapa del gobierno de Marin. Finlandia debía ahorrar 6.000 millones de euros en sus presupuestos y aplicarse a los recortes sociales. Entre la primera y la previsible segunda vuelta de las elecciones presidenciales los grandes sindicatos finlandeses han convocado una sucesión de huelgas que la próxima semana pueden paralizar, entre otros sectores, el tráfico aéreo del país nórdico.