El líder del Movimiento Cinco Estrellas (M5S) italiano y actual ministro italiano de Exteriores, Luigi Di Maio, anunció este miércoles que abandona el liderazgo de su partido, asediado por los malos datos electorales, las dudosas alianzas y las tensiones internas.

"Ha llegado el momento para esta espléndida criatura llamada M5S de refundarse. Hoy se cierra una era (...) He llevado a término mi deber", anunció en un acto en el Templo de Adriano de Roma, visiblemente emocionado y arropado por sus seguidores.

Además aseguró que continuará vigente la coalición de Gobierno que mantiene con el Partido Demócrata (PD) y otras fuerzas de centroizquierda, presidido por el primer ministro Giuseppe Conte, y no ha renunciado a su cargo como jefe de la diplomacia italiana.

"Debemos aspirar al sacrosanto derecho de ser valorados al menos al final de la legislatura (en 2023). Creo que el Gobierno debe continuar porque al final los resultados se verán", apostó. De manera provisional y hasta que se elija un nuevo líder se ha hecho cargo de la dirección del partido el dirigente siciliano y viceministro del Interior, Vito Crimi.

La decisión de Di Maio se produce a cuatro días de las elecciones regionales del domingo en Emilia-Romagna (norte) y Calabria (sur), cruciales porque el ultraderechista Matteo Salvini quiere usarlas para reforzar su dominio y desgastar al Ejecutivo del M5S y el PD.

Di Maio anunció desde este miércoles un proceso de refundación del Movimiento y el inicio de unos "Estados Generales" o congreso para que fije un proyecto para los próximos años, y se espera en marzo.

Un movimiento en declive

Di Maio, de 33 años, fue elegido líder del M5S en septiembre de 2017 con una consulta por internet en la que apenas tuvo competencia, pues el resto de candidatos no eran conocidos.

Ya era un rostro conocido en las filas de la formación, sobre todo por su proximidad al fundador, Beppe Grillo, y desde el ascenso a su cúspide se encargó de llevar al Movimiento a las elecciones de marzo de 2018, revalidándolo como primer partido con el 32 % de los votos.

Entonces su formación vivía un momento dulce. Era la más votada de Italia, había conquistado alcaldías como la de Roma o la de la industrializada Turín (noroeste), pero pronto las cosas cambiarían.

Los comicios de 2018 derivaron en una crisis por la incapacidad de los partidos de acordar alianzas, pero quedó resuelta con la curiosa unión entre el Cinco Estrellas y la ultraderechista Liga de Matteo Salvini, algo que espantó a sus votantes progresistas.

Gobernaron juntos desde junio de 2018 hasta agosto de 2019, cuando Salvini dio por rota la coalición, y entonces el M5S de Di Maio acordó una alianza de Gobierno con el Partido Demócrata (PD) y otras fuerzas de izquierda, ahuyentando a sus votantes conservadores.

Desde entonces el Movimiento ha perdido el vigor que demostró un día y ha sufrido continuas derrotas electorales en casi todas las elecciones regionales a las que se ha presentado, sobre todo adelantado por la derecha de Salvini y sus socios.

El liderazgo de Di Maio ha sido puesto en entredicho en numerosas ocasiones también desde dentro del partido, por quienes criticaban sus estrategias políticas, y el Movimiento ha sufrido una importante hemorragia de parlamentarios que se han pasado al grupo mixto.

Futuro del experimento de Grillo

Con su salida ha llegado el momento de que el experimento de Grillo, este partido fundado en 2009 como alternativa a la casta política y con la intención de llenar el Parlamento de ciudadanos anónimos, de "abrirlo como una lata de atún", de un cambio de rumbo.

En su discurso, Di Maio aseguró que el Cinco Estrellas no está acabado sino que sigue siendo "un proyecto visionario sin igual en el mundo".

Pero ahora deberá afrontar estos "Estados Generales", en los que Di Maio quiere participar, para afrontar "nuevas preguntas y nuevas respuestas sobre el tipo de sociedad y de mundo" al que aspira el movimiento.

El hasta hoy líder apuntó uno de los puntos débiles del partido, el elevado número de trásnfugas, algo que deberá valorarse en este proceso de refundación: "Tenemos muchos enemigos, pero los peores son los que están en nuestro interior y que no trabajan por el grupo, sino por su propia visibilidad", denunció.