"Quiero asegurarle que todos los planes que hemos trazado (...) no sufrirán revisión, pese a las dificultades", dijo Putin en alusión a la crisis económica, al reunirse en la capital de la región, Sujumi, con el líder abjaso, Serguéi Bagapsh.

Putin propuso a Bagapsh estudiar unos cuarenta documentos para impulsar la cooperación en diversos ámbitos, una vez que Rusia, tras la guerra con Georgia, reconociera la independencia de ambas regiones separatistas georgianas, Abjasia y Osetia del Sur.

Ante todo, confirmó que Rusia mantendrá sus tropas y guardias fronterizos en Abjasia -situada en el noroeste de Georgia, a orillas del mar Negro, y fronteriza con Rusia- y también en Osetia del Sur para "garantizar la seguridad" de ambos territorios.

El jefe del Gobierno anunció que Moscú asignará hasta 16.000 millones de rublos (500 millones de dólares, 350 millones de euros) para las infraestructuras de las bases militares rusas en Abjasia y para sellar a cal y canto la frontera abjaso-georgiana.

Putin no descartó que Georgia pueda intentar un ataque a Abjasia como el que lanzó el año pasado contra Osetia del Sur, aunque afirmó que "esta vez lo tendrían más difícil", tras la derrota en la "guerra de cinco días", del 8 al 12 de agosto de 2008.

En particular, Rusia se propone restablecer las infraestructuras de la antigua base aérea soviética en Gudaúta y construir otra naval para buques de la Armada rusa en la localidad costera abjasa de Ochamchira.

El titular de Defensa de Rusia, Anatoli Serdiukov, quien acompañaba a Putin junto a otros ministros y directivos de empresas, precisó que Abjasia acogerá a 3.636 soldados rusos, además de casi un millar de guardafronteras, y Osetia otros contingentes algo inferiores.

"Rusia ha prestado y seguirá prestando a Abjasia permanente ayuda política, económica y, en caso de necesidad, militar", aseguró Putin a Bagapsh, quien respondió que el "estado abjaso" es un "fiel aliado estratégico" de Moscú en el Cáucaso, según la agencia Interfax.

Moscú y Sujumi firmaron un acuerdo de asistencia económica y social a la región dentro del cual Rusia, en el bienio 2010-2011, destinará a Abjasia unos 11.000 millones de rublos (casi 350 millones de dólares, 250 millones de euros).

Este dinero servirá para financiar proyectos de infraestructuras, comunicaciones, transporte, sanidad y educación, subrayó Putin, quien comparó ese acuerdo de asistencia con el plan Marshall que ayudó a Europa a superar las secuelas de la Segunda Guerra Mundial.

En concreto, citó la necesidad de tender carreteras y construir puentes y ferrocarriles dentro de la región y hasta el territorio de Rusia, en particular entre Sujumi y el cercano balneario ruso de Sochi, que deberá acoger los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014.

También prometió que Rusia, que ya antes de la guerra con Georgia había concedido en secreto su nacionalidad al grueso de habitantes abjasos y surosetas, seguirá pagándoles pensiones y les otorgará los pasaportes necesarios para sus viajes a otros países.

Putin destacó que el turismo es uno de los sectores con mejores perspectivas de la economía de Abjasia, región que, tras la huida de 280.000 refugiados georgianos durante la guerra de secesión de 1992-1993, tiene unos 220.000 habitantes.

"Abjasia es visitada por un millón de turistas de Rusia. Es comparable con toda Turquía", dijo Putin, quien instó a los inversores rusos a "comprarlo todo" en esa región, siguiendo el ejemplo del Ayuntamiento de Moscú y el Ministerio de Defensa ruso.

"Los hombres de negocios de otros Estados llegarán más tarde, pero tendrán que comprar más caro", señaló en alusión a la negativa de todos los países del mundo de seguir los pasos de Moscú y reconocer la independencia de las regiones georgianas.

La seriedad de los planes económicos rusos en Abjasia la confirmó el jefe de la petrolera estatal Rosneft, Serguéi Bogdánchikov, quien anunció que su compañía se propone extraer crudo en la plataforma marítima abjasa y abrir en la región una red de gasolineras.

La Cancillería georgiana calificó la visita de Putin a Abjasia en el primer aniversario del fin de la guerra como una "provocación" y una confirmación de que "Rusia menosprecia las normas del derecho internacional".

"Rusia debe decidir si quiere estar en el Grupo de las Ocho grandes potencias mundiales o mantener contactos con separatistas", comentó a Efe Shotá Malashjia, presidente de comité parlamentario georgiano para el Restablecimiento de la Integridad Territorial.