Un número con "impacto psicológico" en la sociedad estadounidense, según admitió hoy el propio vicepresidente de EE.UU., Dick Cheney, pero muy por debajo de los casi 30.000 militares heridos que se han registrado durante el último lustro de guerra y, sobre todo, una cifra que nada tiene que ver con el número de bajas iraquíes, cuyo recuento -más inexacto- varía entre las 89.000 y el millón de víctimas.

Una explosión al borde de una carretera del Sur de Bagdad provocó el domingo cuatro nuevas bajas en el Ejército de Estados Unidos en Irak y tuvo el dudoso honor de situar el número de fallecidos en combate en la simbólica cifra de los 4.000. Ocurrió en un día especialmente violento en Irak, en el que al menos 50 iraquíes -tanto civiles como militares- murieron en diferentes explosiones y tiroteos. El altercado más sangriento se produjo en Mosul, cuando un suicida a bordo de un vehículo cargado de explosivos se lanzó contra un control de seguridad, matando a 13 soldados iraquíes.

En Jerusalen, donde el vicepresidente de EE.UU. se encontraba hoy de visita oficial, Cheney fue interrogado sobre los 4.000 militares estadounidenses fallecidos en los últimos cinco años de guerra en Irak. "Lamentamos cada baja, cada pérdida", aseguró el número dos de la Casa Blanca, antes de admitir que la cifra puede tener "impacto psicológico" en la opinión pública de EE.UU. "El presidente es el encargado de tomar la decisión de enviar a mujeres y hombres jóvenes a ese peligroso camino. Nunca es fácil", añadió Cheney, para quien cada baja militar es "una de esas tragedias que se puede producir en nuestro mundo".

El Ejército norteamericano, a través de su portavoz en Bagdad, el almirante Gregory Smith, se pronunció en un sentido muy similar a Cheney, señalando que "ninguna baja es más o menos significante que otra; la vida de cada soldado, marine, piloto y marino es igual de preciosa y su pérdida igual de trágica". Al menos el 97% de las bajas militares de EE.UU. se han producido después de aquel 1 de mayo de 2003 en el que el presidente, George W.Bush, anunció el cese de "la guerra abierta" y la victoria "de Estados Unidos y sus aliados". "Misión cumplida", exclamó entonces Bush, que recientemente volvió a defender su decisión de invadir Irak.

"TODO EL MUNDO CONOCE A ALGUIEN MUERTO"

Aunque la cifra de 4.000 soldados muertos puede causar impresión, lo cierto es que este número se aleja mucho de las bajas de otras guerras de Estados Unidos. En la guerra de Corea (1950-1953) perdieron la vida más de 40.000 soldados, y en la de Vietnam (1964-1973) más de 58.000, una media de 26 militares caídos cada día, frente a los dos de media de la guerra en Irak. Sin embargo, más preocupante es el número de heridos, 15 por cada baja, frente a los 2,6 por muerte que se producían en Vietnam. La mejora en la protección de los militares y los avances médicos han permitido salvar vidas, pero no que se produzcan 29.000 heridos en Irak.

Más del 80 por ciento de los soldados estadounidenses han muerto por los ataques de Al-Qaeda y la insurgencia chií y suní en Irak, según el portal 'icasualties.org', mientras que el otro 20 por ciento cayó en incidentes fuera de combate. De los caídos en combate, el 40 por ciento fue víctima de los ataques con bomba en la carretera -las temidas 'roadside bombs'- la principal causa de muerte entre las tropas de EE.UU, que sufrió en 2007 su peor año con 901 soldados caídos en combate. Las armas de fuego ligeras son la segunda causa, seguida de los accidentes de helicóptero, emboscadas, ataques con cohete y suicidas.

Mientras que el goteo de soldados estadounidenses en Irak es un recuento que llevan a cabo varias organizaciones e instituciones, la cifra de víctimas iraquíes es incierta. Los números varían entre las 89.000 y el millón de muertes, entre civiles y miembros de las Fuerzas de Seguridad de Irak, aunque quizá el dato más significativo lo aporte James Bays, corresponsal de la cadena 'Al-Jazeera' en Bagdad: "Cuando hablas con un iraquí que ha estado en este país a lo largo de los últimos cinco años, todo el mundo conoce a alguien que ha muerto, y la mayoría de las familias ha perdido a uno de sus miembros".