En un contexto de transición energética, el gas natural licuado (GNL) se está posicionando como la alternativa más sostenible a los combustibles tradicionales, especialmente en el ámbito marítimo.

Este escenario supone una oportunidad para Cartagena. La planta de regasificación que Enagás tiene en esta ciudad se está preparando para reforzar la prestación de nuevos servicios logísticos de bunkering (repostaje a barcos) y small scale (carga de GNL a pequeña escala). Entre las adaptaciones técnicas que se están realizando, se encuentran las obras del pantalán para poder abastecer a buques con capacidad de al menos 1.000 m3, cuya finalización está prevista para este mismo año.

Este tipo de mejoras refuerzan el papel estratégico de la planta de Cartagena, que tiene una posición clave en el mercado de GNL. De hecho, es en esta terminal donde se realizó, en 2017, el primer suministro en Europa de GNL como combustible directamente desde una planta de regasificación a un buque.

Esta operación pionera se realizó en el marco del proyecto europeo CORE LNGas hive, que coordina Enagás y lidera Puertos del Estado con el fin de impulsar el uso del GNL como combustible en el transporte en la Península Ibérica.

En el marco de este proyecto, también se ha realizado con éxito la primera prueba piloto en Europa de transporte multimodal de GNL. La iniciativa consistió en transportar GNL en un isocontenedor -un tipo de contenedor cisterna especial- desde Huelva a Melilla por carretera, ferrocarril y barco. Esta prueba puso de manifiesto la eficacia del isocontenedor, que permite que el gas pueda recorrer largas distancias de una forma más rápida y segura, lo que supone un avance para su desarrollo como combustible. Está previsto que este año se realice una segunda prueba que comenzará precisamente en Cartagena y finalizará en Ceuta.

Propiedades del GNL

El GNL es el combustible más respetuoso con el medio ambiente en el transporte. Comparado con los combustibles tradicionales, elimina totalmente las emisiones de óxidos de azufre (SOx) y las partículas (PM) y reduce sustancialmente los óxidos de nitrógeno (NOx).

Su uso en buques permite avanzar en el proceso de descarbonización de los corredores del Mediterráneo y del Atlántico y cumplir con la cada vez más exigente normativa medioambiental. A partir del año que viene, el límite de contenido de azufre en el combustible de uso marítimo será del 0,5%, de acuerdo con la Organización Marítima Internacional (OMI) y la directiva europea 2016/802.

En la actualidad, ya hay más de 135 buques propulsados por GNL en el mundo, una cifra que podría crecer un 87% hasta los 254 en 2020, según datos de Gasnam.