Elecciones generales

Vox pierde 19 diputados, se mantiene tercero y no suma una mayoría con el PP

Los de Abascal tenían varios objetivos encima de la mesa: ser tercera fuerza por encima de Sumar, la coalición de Yolanda Díaz, y lo lograron, aunque por los pelos. También contaban con que se iba a producir una pérdida importante de diputados.

Abascal: “España va a resistir. Estamos preparados tanto para hacer oposición como para una repetición electoral”

Atlas

Paloma Esteban

Una noche de infarto. Vox se mantiene como tercera fuerza política nacional tras estas elecciones del 23 de julio a pesar de que perdió cerca de 800.000 votos y 19 escaños, con el 97% escrutado. Un resultado del todo insuficiente para las expectativas que se habían generado en la derecha: durante toda la jornada electoral el partido de Santiago Abascal daba por hecho que habría suma con el PP para la mayoría absoluta. Con el cierre de los colegios electorales las dudas empezaron a llegar a las sedes electorales. “Va a estar muy justo”, alertaban en el cuartel general de Vox en Madrid y también en la calle Génova.

Los de Abascal tenían varios objetivos encima de la mesa: ser tercera fuerza por encima de Sumar, la coalición de Yolanda Díaz, y lo lograron, aunque por los pelos. También contaban con que se iba a producir una pérdida importante de diputados. Entre otras cosas, porque los 52 de noviembre de 2019 se consiguieron con un Ciudadanos herido de muerte y un PP muy débil. Para Vox era esencial mantener la barrera de los 30 escaños pero, sobre todo, la clave era ser decisivo para el futuro Gobierno de Feijóo. Algo que no ocurrió este 23J. "Algunos han vendido la piel del oso antes de cazarlo", dijo Abascal en una comparecencia casi a las doce de la noche.

Lo que sí queda claro es que tampoco el PP consiguió arrebatar todos los apoyos que pensaba a Vox y, de hecho, la extrema derecha —a pesar de dejarse 19 escaños— ha aguantado con 33 representantes en el bloque de la derecha. Lo que no podían esperar en la sede de Abascal, dicen algunos dirigentes, era que el PP podía quedarse tan corto sin llegar siquiera a los 140 escaños. "Eso nunca lo contemplamos", aseguraban cargos de nivel, mientras insistían en reprochar a Feijóo la estrategia de la campaña, "equivocándose de adversario" y "centrando sus ataques en Vox".

Los de Abascal cayeron dos escaños en la Comunidad de Madrid, hasta quedarse en cinco; se dejaron uno en la Región de Murcia hasta los dos escaños y perdieron otro en circunscripciones como Valencia y Alicante dentro de la Comunidad Valenciana, donde también se quedaron con dos diputados. Estas tres regiones constituyen sus feudos más potentes. Los de Abascal consideran que no han sido penalizados por su posición en la comunidad murciana, por ejemplo, donde se negaron a investir a Fernando López Miras sin entrar en el Ejecutivo.

A pesar de que el resultado electoral fue una sorpresa —en la dirección insistían hasta por la tarde en que habría suma suficiente de la derecha— el propio Abascal trasladó menos expectativas de las inicialmente previstas por la mañana, justo después de depositar su voto. Fue cuando fijo: "Obtenga el resultado que obtenga Vox, va a ser heroico, después de una campaña con todo en contra".

En su primera intervención, justo al cerrar los colegios electorales, el secretario general del partido, Ignacio Garriga, aseguró que "el día que ha elegido Pedro Sánchez para convocar elecciones solo responde a un intento de perjudicar la participación" y, por lo tanto, añadió "hacer todo lo posible para modificar el resultado”. Sin embargo, “sea cual sea el resultado, nosotros vamos a seguir trabajando”, zanjó. Dejaba la puerta abierta a cualquier resultado.

Hasta el escrutinio de esta noche, donde el PSOE dio síntomas de resistencia inesperadas, todas las miradas dentro de España y también fuera estaban puestas en la posibilidad de que la extrema derecha llegara a la Moncloa de la mano del PP. En parte, por el éxito que sus partidos homólogos han tenido en países vecinos como Italia, donde ya gobierna la extrema derecha con Giorgia Meloni a la cabeza. La primera ministra italiana participó en la campaña de este 23J para cerrar filas con Abascal. En realidad, lo único que perseguía Abascal en esta cita electoral era que Feijóo necesitara el sí de sus diputados para ser presidente.