Deporte, gastronomía, naturaleza e historia. Pocos pueblos del Mar Menor pueden presumir de contar con un sobresaliente en todos los campos anteriormente citados, y sin duda, Santiago de la Ribera es una de ellos. La pedanía más poblada de San Javier ofrece a todos sus visitantes un amplio abanico de actividades que conseguirán dejar un estupendo recuerdo y sabor de boca en todos ellos.

Sus más de 4 kilómetros de playa, entre las que destacan la del Castillico, la de Barnuevo y la de Colón, certificadas con la Q de Calidad Turística, son ideales para la práctica de muchos deportes acuáticos, y si se prefiere una vuelta más tranquila, el Paseo Marítimo espera a orillas del agua.

Es esa misma estampa, la de la laguna salada, la que termina por enamorar a quien visita Santiago de la Ribera, de donde no te puedes marchar sin haber degustado sus platos más representativos; la dorada a la sal y el magnífico caldero.

Balnearios de San Javier

Las playas de Santiago de la Ribera aún conservan los restos de los balnearios que tanto se popularizaron a mediados del Siglo XX. Aunque en su origen fueron públicos, la llegada masiva de forasteros propició que se comenzaran a privatizar con fines lucrativos. Estas pasarelas de madera que se adentran en el Mar Menor ubican en sus plataformas casetas que cumplen la función de cambiadores. Tomar el Sol, lanzarse al agua desde ellas o simplemente relajarse echando un vistazo al horizonte son algunas de las acciones que estas construcciones, ya mimetizadas en el paisaje de San Javier, ofrecían y siguen ofreciendo a todos sus visitantes.