A escasos 20 kilómetros de Jumilla, en la pedanía de La Alberquilla, se encuentra en las faldas de la Sierra del Carche un conjunto de casas rústicas que reciben distintos nombres: chozos, cubillos, o cucos, este último utilizado por la mayoría de la gente. Estas construcciones, cuyo origen se puede encontrar en la Edad del Bronce, fueron una solución para pequeños agricultores y braceros que tanto en invierno como en verano tenían que protegerse de las inclemencias del tiempo, y decidieron construir estos cucos debido a la imposibilidad de erigir otras construcciones, por pequeñas que fuesen, en los propios terrenos sobre los que tenían que trabajar.

En la Región de Murcia contamos con uno de estos cucos, conocido como el de La Alberquilla o del Tío Zacarías, que hasta el pasado año 2017, en el que sufrió un hundimiento que afectó a su estructura, era uno de los mejores conservados de la zona del norte del territorio murciano.

Esta construcción circular, realizada en piedra caliza, cuenta con una entrada a baja altura que conduce a un suelo de tierra. En su lateral cuenta con una serie de cortos peldaños, un total de ocho, que sobresalen de la pared y conducen hasta la cima, desde donde se vertía la paja por una ventana de alféizar inclinado.

La leyenda de Zacarías

Su sobrenombre, el 'Cuco del Tío Zacarías', proviene de un antiguo vecino de la zona, llamado Zacarías, que para atender sus cultivos decidió cavar en uno de los cerros de la Sierra del Carche una cueva con la intención de convertirla en vivienda propia y permanente, lo que se deduce de haber añadido a las habitaciones necesarias un aljibe, una cuadra e incluso una pequeña bodega.