Mayte Martín era ya una cantaora hecha, con más de una década de carrera artística, y quería agarrarse de nuevo al cante más tradicional con un CD, de lo mejor de su obra, tras haber grabado un disco de boleros con Tete Montoliú. Querencia salió al mercado en el 2000.

Con motivo de los veinte años de esta emblemática obra, la cantaora catalana creó un espectáculo, 20 años de Querencia, y ahora acude a la Cumbre Flamenca de Murcia para presentar el espectáculo Memento. Su primer disco, Muy frágil (1994), la colocó pronto en la cima del cante clásico, y en algunos palos ya apuntaba maneras para hacer otras cosas dentro de la música. Ahí están Tiempo de amar (2002), De fuego y agua (2008), Cosas de dos (2012) o Tiempo rubato (2017). Poco a poco se fue despegando del cante tradicional para dar rienda suelta a la libertad de la que hace gala.

Con su voz única es capaz de brillar a la misma altura en casi todos los palos que interpreta, algo reservado solo a las grandes cantaoras. En esto recuerda a la Niña de los Peines, una de sus grandes referencias en el cante. Son distintas, pero hay algo que las enlaza: el sello, la personalidad y la querencia por la libertad.

Ahora Mayte Martín trae de nuevo el flamenco con su espectáculo Memento, que pretende recordar los inicios del género y sus grandes estandartes; es el mejor exponente de las virtudes que la adornan, una sabia lección dictada con auténtico empuje y con la 'facilidad' de ejecutar cualquier cante soberbiamente fraseado, con magnífica impostación y colocando la voz de manera perfecta y extraordinaria.