Sin conservantes ni colorantes, con una lírica del día a día, transparente, y una instrumentación acorde con las letras, las historias y la manera de sentir el quejío, la sinrazón y el poderío de Mártires del Compás tienen hoy su territorio específico. Innovadores, inimitables y capaces de promulgar estilos nuevos, los andaluces, con casi treinta años de carrera, han sabido evolucionar sin perder el rumbo, y son uno de los grupos fundamentales para entender la música española de las dos últimas décadas. Padres del actual mestizaje, mañana tomarán la sala Garaje Beat Club de Murcia.

Tras ocho años de ausencia, volvían Mártires del Compás en 2016 para celebrar los veinte años de su fundación, de aquel disco que marcó un estilo y una época: Flamenco Billy (1995). Después de una primera etapa por la que pasaron artistas como Kiko Veneno, Raúl Rodríguez o Charamusco, con esta primera referencia quedó definida la que terminaría siendo la banda estable en los siguientes años: Chico Ocaña a la voz; Manuel Soto, ‘Noly’, a la guitarra flamenca; Julio Revilla a la guitarra eléctrica; Jesús Díaz al bajo; Alberto Álvarez al cajón billy; Sidy Samb con la percusión africana, los coros de Rocío Vázquez y Joana Jiménez. Un tiempo después, Sidy Samb dejaría la banda, al igual que Joana Jiménez, pero mientras evolucionaban, Mártires del Compás consiguieron ser una gran una referencia española en el terreno de la ‘world music’ a nivel internacional.

En 2015, la banda sevillana (aunque estrechamente vinculada a otras provincias andaluzas) se reencontraba en la gira Hola y adiós para llevar una vez más sus sonidos étnico-urbanos por aquellos lugares y ciudades de España y del mundo entero que descubrieron y los descubrieron. Y aún siguen en ello. Sin embargo, en esta ocasión no solo tiran de clásicos, ya que Mártires del Compresentarán en Murcia nuevos temas, con Rocío Vázquez, ‘La Martiresa’, a los coros; Jesús Díaz al bajo; Noly a la guitarra flamenca; Julio Revilla a la eléctrica; Alberto Álvarez cajón billy, y el incombustible Chico Ocaña al micro.

Eso sí, hay cosas que no pueden cambiar. El principio de todo en esta banda es el flamenco; de allí pasan por cualquier parte del mundo musical. Hacen ‘sevillanas billys’, rock y rap que se abraza como el agua y la tierra, música étnica, bossa..., qué más da. Son casi intuitivos y suenan bien. Y sobre todo está el habla de las calles en sus historias de hoy, con sus personajes verídicos. El rito individualista del cantaor y la silla de enea se ha socializado a favor de la fiesta ecuménica. Son otras formas.