La gaditana Carmen Boza quizá no esté ocupando tantos grandes titulares de prensa o llenando piezas de televisión -aunque sí, curiosamente, visitando a los chicos de Operación Triunfo-, ni siquiera siendo masivamente admirada por el público, pero firmó uno de los discos más sorprendentes, fieros, crudos y personales del pasado año, La caja negra, un lanzamiento enteramente autogestionado -tras desvincularse uni- lateralmente de Warner, con quien se ligó tras la reedición de su debut- que, en palabras de la artista andaluza, es el «diario de a bordo de una reconstrucción, de un audaz viaje sonoro desde dentro hacia fuera».

Pese a ello, ella sigue peleando, respondiendo a una gran base de fans -su último álbum llegó al número dos de las listas de ventas en su primera semana en las estanterías, sólo por detrás de los Arctic Monkeys- que acude a su llamada allá por dónde va, actuando incansablemente por toda España y, ahora, también por Latinoamérica ( se dispone a hacer sus primeros conciertos en Colombia y México). Pero antes, la de La Línea de la Concepción tendrá que pasar por Murcia, por el Víctor Villegas. Y será esta noche, a partir de las nueve y media, y en, quizá, su mejor momento.

Porque Carmen Boza tuvo que curtirse en pequeñas salas hasta hacerse un hueco en el mercado nacional gracias a su primer disco, La Mansión de los Espejos (2014), financiado íntegramente mediante crowdfunding. Su estilo, que recurre a referentes como Avril Lavigne, Christina Aguilera y Alicia Keys, está lleno de dejes y golpes de sonido característicos, y se puede encuadrar dentro de la música 'girl power' (Nathy Peluso, Rosalía, Noah...). Y es que refleja con sus letras y su guitarra eléctrica algo que se aleja mucho de la temática del amor romántico. Cada pieza es una afirmación de que su sonido es enteramente suyo.

Compuesto y producido por ella, el álbum presenta un sonido directo entre el R&B, el grunge y el rock con tintes jazzísticos. Su virtuosismo tocando la guitarra, su voz aterciopelada, sus letras introspectivas y unas melodías repletas de carácter componen un todo que atrae cada vez a más seguidores y que la convierten en una de las artistas más potentes de la escena nacional. No en vano, La caja negra contiene en esencia una identidad puramente artística. Un ejemplo de valentía y autenticidad a seguir. Porque Carmen Boza no habla directamente de feminismo, pero su música rompe barreras y reivindica la igualdad, la autoafirmación y la conciliación. Alejada de estereotipos y etiquetas, se siente libre.