El próximo domingo 2 de septiembre vuelve a la calle el Rastro de Murcia, coincidiendo con el primer fin de semana de feria. Este mercadillo ofrecerá a los murcianos un lugar donde pasear las mañanas de domingo y donde encontrar los objetos más curiosos que se puedan imaginar.

El Rastro de Murcia se ubica junto al Río Segura antes del Paseo del Malecón, las mañanas de domingo de 8.30 hasta las dos del mediodía aproximadamente. Sobre 50 puestos se reparten por la calle, donde los vendedores, muchas veces coleccionistas, ponen a la venta objetos dispares que cuentan con una larga trayectoria detrás provenientes de diferentes orígenes, debido a las variadas nacionalidades de sus vendedores, haciendo de éste un rastro multicultura.

De esta forma, se pueden encontrar desde monedas de todo tipos y billetes, hasta objetos de dudosa utilidad, herramientas antiguas, cámaras de fotos, libros, símbolos de países como la antigua Unión Soviética y un largo y tendido etcétera.

El presidente de la Asociación Amigos del Rastro de Murcia, Fulgencio García Ponce, explica que se trata de un «rastro muy tranquilo que mantiene la ciudad viva los domingos por la mañana y le aporta un rasgo más atractivo». Y, aunque haya murcianos que no lo conozcan todavía, lo visitan incluso gente de fuera ya que es «un referente».

Además, se trata de un lugar muy calmado y seguro, «a diferencia de otros rastros», donde hay «muy buena relación entre todos los vendedores», indica Fulgencio, que añade que han acudido desde políticos hasta artistas de la Región.

«Lo mismo un domingo ves un objeto, esperas para comprarlo al siguiente y ya no lo vuelves a ver nunca más en la vida», dice Fulgencio, quien como presidente asume que los vendedores son los responsables de «preservar estas antigüedades para un futuro o de ponerlas en las manos de quienes lo harán». Fulgencio explica que también acude mucha gente en busca de objetos «´vintages´, de los años 60 y 70, que están ahora muy de moda».

Y es que, estos vendedores, aproximadamente unos 50, son los encargados de conseguir estas antigüedades, comprando en casas o de personas que se acercan directamente a los puestos para deshacerse de estos objetos y venderlos: «Hay gente que viene porque ha fallecido un familiar y encuentran esos objetos en la casa, no se pueden quedar con todos y deciden venderlos».

Y así, desde el año 95 del siglo pasado, se lleva realizando este mercadillo de antigüedades, que antes se situaba en el Barrio de San Andrés, tras el Museo Salzillo, pero que unos años atrás fue trasladado a su situación actual.

El presidente de la Asociación resalta que la ciudad se puede sentir «muy satisfecha» de tener un rastro como este, aunque hay más vendedores solicitando participar en este mercado y las plazas son limitadas debido al espacio que permite ocupar el Ayuntamiento de Murcia.