Dentro de la amplia oferta que podemos encontrar en los espacios naturales de nuestra región, el Valle siempre nos depara actividades en las que compaginar educación y ocio. Sin ir más lejos, a lo largo de este mes de enero se está llevando a cabo un taller dentro de la campaña de sensibilización para la conservación de anfibios con el lema ´¿Qué sabes de los anfibios?´. En él, los niños podrán, de modo autónomo, hacer varias manualidades con material que pone a nuestra disposición el centro.

Se imparte en el Centro de Recuperación de Fauna el Valle, un lugar singular y muy especial que desde 1984 se encarga de la recuperación y rehabilitación de especies de fauna silvestre, y que compagina su misión principal con las labores de educación ambiental a los colectivos escolares y público en general, y lo hacen a través de proyectos educativos como este.

Cuenta el centro con dos veterinarios, personal de mantenimiento que da de comer y, si es necesario, medica a los animales, así como un agente forestal o medio ambiental que es el que se encarga de recogerlos y liberarlos cuando ya están en las condiciones óptimas para volver a su medio natural. De hecho, el teléfono de emergencias 112 también sirve para llamar en casos en los que vayamos por el monte y nos encontremos animales silvestres que necesitan ayuda, ya que ellos pasan el aviso a estos agentes.

Cuando entramos en una de las visitas guiadas que oferta el centro para grupos de 25 personas -con reserva previa en el 968 847 510- se inicia un circuito que comienza en la sala de audiovisuales, explicando dónde estamos y de qué trata el centro en cuestión. Tras la presentación, acompañada de vídeo, se pasa a una sala en la que hay un erizo que vive en el centro y se pasa al exterior con las distintas explicaciones por parte del personal.

Empezamos con la tortuga mora. Se la encuentra por Lorca y zonas del litoral, y se alimenta de tomillo, romero y flores -come más alimento de matorral, pero no de bosque-. En verano hibernan, y suelen salir de otoño a primavera. Estos reptiles están protegidos a nivel nacional, y es delito penal tenerlas en cautividad, ya que hasta hace unos años la gente las solía coger para llevárselas a casa, pero han de estar en su hábitat. Nos comentan sobre las especies invasoras, como es el caso de los galápago,s que la gente los devuelve a cualquier sitio, y son especies que se comen los huevos de las ranas, siendo muy dañinos en el circuito natural de las propias especies autóctonas.

Pasamos a los jabalíes, que son omnívoros y muy territorialistas. Los que hay en el centro, a uno le falta un ojo y el otro, al haberle dado de comer, se acostumbró y no puede volver a su medio.

Parte del equipo del Centro de recuperación de El Valle.

De allí pasamos a un espacio en el que hay cabras montesas, en este caso son una madre y su hijo, que vienen de una granja de la que su dueño los donó al centro. Les sorprende a los niños el tipo de dientes que tienen: son como cuchillas, que están destinados a cortar hierbas de todo tipo.

En la zona acuática podemos ver a una nutria. A nivel regional están en peligro de extinción, y hablamos sobre la cantidad de plásticos que hay en ríos y mares, contaminación humana que va a parar a los estómagos de los animales, los cuales terminan muriendo por la mala gestión de los recursos que utilizamos los humanos en el día a día. Hay patos además, como el ánade real o azulón, siendo los machos los de color gris con la cabeza verde botella y las hembras las de color marrón oscuro; esto se debe al camuflaje de las plumas, y que sirve para proteger a las crías.

Impresiona acceder a la zona en la que están las aves, como la lechuza. Es un pasillo oscuro con unas vitrinas a la derecha en las que se intenta reproducir la noche. En la primera vitrina hay una preciosa lechuza blanca. Su cabeza, con forma de corazón, nos recuerda lo fieles que son. Les gustan las ruinas y la humedad. Hay otros que son de color oscuro, para camuflarse en la noche, y son víctimas de los expolios cuando son pequeños, ya que los roban de sus propios nidos cuando tienen dos o tres días. Caprichos para algunos el tener aves rapaces, o para venta ilegal, pero siendo siempre un desastre ecológico a gran escala.

Mari, Laura, Bárbara y Héctor nos han hecho pasar una mañana estupenda. Desde el 27 de enero se pueden reservar las siguientes salidas, así como coger información para hacer rutas por la zona a pie. Si queremos acabar el día de la mejor manera, os recomiendo pasar a tomar algo en el Quiosco El Valle Perdido, bar regentado por José Frutos, con unos arroces inmejorables y unas tapas fantásticas para disfrutar del fin de semana. Inmejorable trato con José Pastor en las mesas, que hará que grandes y pequeños se lleven el mejor recuerdo de un día en el monte.

Lo bueno de este lugar es que tenemos al lado una pista para los niños poder ir en bicicleta, jugar al fútbol e incluso disfrutar de las pistas de tenis que hay allí al lado. Tú decides la mejor ruta, pero siempre en contacto con lo mejor de nuestra región: la naturaleza.