El momento había llegado. El Real Murcia se jugaba en un solo duelo toda la temporada, y el premio, sin duda, merecía el esfuerzo. Tras haber superado con claridad al Rayo Cantabria en las semifinales del play off de ascenso a 1ª RFEF, a los granas le aguardaba la Peña Deportiva como último escalón antes de alcanzar la gloria. A ninguno le valía el empate, ya que ambos equipos quedaron clasificados en el mismo puesto de sus grupos, por lo que flotaba en el ambiente la duda de arriesgar en exceso en busca del triunfo en 90 minutos, o alargar la emoción un poco más. El José Rico dictaría sentencia.

Llegaba confiado el conjunto murcianista en la consecución de un nuevo ascenso ‘foráneo’, pues aunque la maldición de los play off se asomaba amenazante (los últimos cinco intentos de ascenso, uno a Primera División y los otros cuatro a Segunda, acabaron en decepción), cuatro de los últimos cinco saltos de categoría del conjunto grana han llegado con el equipo jugando el partido decisivo lejos del estadio murcianista.

Mario Simón tenía claro qué once ‘guerreros’ saldrían de inicio para tan importante batalla. Miguel Serna fue el encargado de defender la portería. Alberto González y Athuman acompañaron desde el centro de la zaga a Mario Sánchez y Alberto López, en los laterales. En el centro del campo repitieron Ganet, Julio Gracia y Javi Saura con respecto a la semifinal ante el filial cántabro, y en ataque, Andrés Carrasco estuvo respaldado por Santi Jara en la derecha, y un Pablo Haro que fue de la partida en detrimento de Zeidane, que llegaba al encuentro con molestias físicas.

En frente, una Peña Deportiva que, dirigida por Manolo González, se deshizo del Coruxo en la prórroga de la otra semifinal. El conjunto balear destacó durante toda la campaña por haber rendido bien con una plantilla bastante joven, en la que la edad media se sitúa en los 25 años. El lateral Carlos Badal, Ton Ripoll y el murciano Lalo Hernández, criado en la casa grana, eran las principales amenazas de la Peña Deportiva.

No fue tan cómodo para los granas el partido como sí lo fue el que les enfrentó al Rayo Cantabria, y es que en una final siempre se sufre. Sabedores de que la falta de intensidad puede llegar a ser fatal en momentos tan decisivos, los jugadores murcianistas saltaron al césped con el cuchillo entre los dientes, demostrando durante los primeros minutos de juego que no se iban a amilanar. La presión del conjunto murciano buscaba arrebatarle la pelota a los baleares en zonas delicadas para llegar con peligro al área, y aunque las ocasiones no se presentaron con claridad, sí que se pudo ver a un Real Murcia valiente y con muchas ganas de mandar en el encuentro.

El Real Murcia toca el cielo con un merecido ascenso |

Apenas transcurridos diez minutos, una caída de Alberto López en el área de la Peña Deportiva generó la primera protesta masiva hacia el colegiado del encuentro, Rodríguez Recio, que no decretó la pena máxima. Poco a poco, la intensidad de ambos equipos se fue igualando, permitiendo un cruce de tímidas ocasiones que no llegaron a poner en serios apuros a ninguno de los guardametas. Ganet fue el primero en intentarlo, con un disparo con el exterior de su bota que se acabó marchando rozando el palo. Más tarde, Andrés Carrasco de cabeza y Santi Jara con un potente disparo, que obligó a lucirse al portero de la Peña Deportiva, volvieron a personificar el peligro grana.

Tras la pausa para la hidratación, el Real Murcia volvió a coger la batuta del encuentro con posesiones controladas que no permitían al conjunto balear desplegar su juego. Andrés Carrasco avisó a la media hora con un buen desmarque en el área que fue interceptado por la zaga rival, y tan solo cuatro minutos después, afinaría la puntería para abrir la lata. Una buena jugada de Santi Jara en el área, que no dio el balón por perdido, acabó con el esférico descansando a pocos metros de la línea de gol. Toda una invitación para que Andrés Carrasco acomodase su bota para mandar a la red el balón y adelantar al Real Murcia. La Peña Deportiva trató de reaccionar en los compases finales de la primera parte, pero con más corazón que cabezo no logró amenazar los dominios de Miguel Serna.

El conjunto balear, por debajo en el marcador, salió de vestuarios necesitado de algo más para meterse de nuevo en el encuentro, y su técnico, Manolo González, decidió mover el banquillo en busca de algo diferente. Le funcionó, pues nada más comenzar la segunda mitad, Chinchilla aprovechaba una transición rápida para plantarse frente a Serna y batirlo a placer, poniendo las tablas en el marcador. Se notaba que los baleares habían salido con una marcha más, y Mario Simón apostó por meter frescura para aguantar el pulso. Zeidane y Armando saltaron al verde para tratar de recuperar ese dominio que el Real Murcia había tenido en la primera mitad, pero no todo iba a ser tan fácil. Pese a ganar algo de fluidez y volver a asomarse al área rival con descaro, los granas no pudieron controlar el choque a su gusto, y observaban como la Peña ganaba presencia poco a poco.

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Un gol para la historia

A falta de quince minutos para el final del tiempo reglamentario, Ganet se enfundó el traje de superhéroe para hacer estallar de júbilo a los miles de aficionados granas que acudieron al Rico Pérez. Tras el lanzamiento de una falta, la zaga balear despejó sin mucho éxito un balón que le acabó cayendo a Ganet, que sin pensárselo un segundo armó la pierna para mandar un misil que acabó entrando por la escuadra de Iñaki, quien nada pudo hacer para evitar el gol.

La locura se desató, sobre el césped y en la grada, con el tanto que momentáneamente hacía del Real Murcia un equipo de 1ª RFEF. A falta de poco más de diez minutos para el final, la Peña Deportiva no tuvo otra que poner toda la carne en el asador para conseguir al menos, y de nuevo, un empate que mandase el partido a la prórroga.

Los minutos se sucedían, y el Real Murcia aguantaba bien las intentonas del conjunto balear, que sin mucho acierto y demasiadas prisas trataba de mandar balones a la desesperada al área de Serna. El colegiado añadió siete minutos que al Real Murcia se le hicieron eternos, y a la Peña Deportiva fugaces, y tras juntar filas solidariamente, los granas explotaron de felicidad cuando se decretó el final. No tuvieron tiempo los jugadores de celebrarlo sobre el terreno de juego, pues en cuestión de segundos, el verde fue perdiendo su color en detrimento del grana de las camisetas de miles de aficionados que invadieron el campo para celebrar el ascenso.

Once años han tenido que esperar el Real Murcia y su afición para disfrutar de un ascenso glorioso. Un triunfo que puede marcar el inicio de una época muy bonita en la capital murciana, y que tan solo el tiempo y el buen hacer del club grana confirmará.

El Real Murcia toca el cielo con un merecido ascenso | FOTOS DE ISRAEL SÁNCHEZ

«Claro que quiero seguir, pero es algo que hay que ver tranquilamente»

Con la emoción a flor de piel tras conseguir el ascenso, Mario Simón tuvo la personalidad en la rueda de prensa posterior para pedir paciencia ante las muchas preguntas acerca de su renovación. «Hoy no es un día para hablar de eso. Con las emociones de ahora, claro que quiero seguir en el banquillo del Real Murcia, pero hay que sentarse tranquilamente y ver qué es lo mejor para el club», afirmó el técnico manchego, quien repitió que «es una decisión que se tiene que tomar en frío».

El entrenador grana quiso agradecer el trabajo de todos los miembros del club, así como el apoyo de los miles de seguidores murcianistas que acudieron al Rico Pérez, de quienes dijo que «tienen ganas de fútbol, y hoy lo han vuelto a demostrar». Tras ser sorprendido por sus jugadores, que irrumpieron en la rueda de prensa para celebrar con su entrenador la victoria, hizo un breve análisis de la temporada: «Hemos ido de menos a más a lo largo de la competición. No tuvimos el mejor inicio posible, pero hicimos un gran trabajo y hemos conseguido remontar el vuelo para acabar haciendo historia».

Si Mario Simón acaba aceptando la renovación ofrecida por el club, y todo parece indicar que así será, el técnico madrileño seguirá los pasos de Iñaki Alonso y Lucas Alcaraz en al banquillo grana, manteniéndose al frente de la plantilla en una nueva categoría, algo que ya ocurrió en 2007 y 2011, lo que aporta estabilidad al proyecto deportivo.