Los últimos meses de 2018 significaron un antes y un después en la historia del Real Murcia. Si institucionalmente el club grana salvaba su enésima crisis económica con la salida de Víctor Gálvez y la llegada de la PARMU; en lo deportivo, la entidad dejaba atrás su cara más ambiciosa para instalarse en un estado de conformismo que ha acabado pasando igual o más factura que una deuda que siempre va acompañada del riesgo de liquidación.

Si con la PARMU, el lema del Real Murcia fue el de «da igual ser décimo que duodécimo»; con Francisco Tornel y el KBusiness el mensaje que pasará a la historia fue el de «el Real Murcia no ha descendido», pese a la caída a la cuarta categoría del fútbol español. Pero ni la PARMU ni Francisco Tornel gobiernan ya en los despachos de Nueva Condomina. Desde el pasado mes de julio, Agustín Ramos es el que lleva la voz cantante, y el actual presidente no está dispuesto a seguir avivando el conformismo abrazado por sus antecesores.

Nada más aterrizar en el club no dudó en hablar del ascenso a Primera RFEF como una obligación más que como un objetivo, y a las primeras de cambio ya ha mostrado su disconformidad con lo que está viendo sobre el terreno de juego. Son siete las jornadas que ya ha disputado el Real Murcia, y solo en una, frente al Intercity, el equipo de Mario Simón convenció a los presentes. En los restantes partidos, pese a que en la mayoría han ido cayendo puntos al zurrón grana, los murcianistas han acumulado minutos de pésimo juego, sin verticalidad, sin creatividad y ese último pase necesario para poner en aprietos a rivales hasta ahora de poco bagaje, como el Mar Menor, el Pulpileño, el Alzira o el Marchamalo.

Sin ganar todavía a domicilio, los triunfos en Nueva Condomina permitían maquillar el mal juego del equipo grana. Ocurrió en la primera jornada frente al Marchamalo (3-2) y se repitió hace quince días contra el Alzira, cuando Athuman tuvo que salir al rescate. Pero esa tranquilidad se ha esfumado después de tres encuentros en los que no se ha ganado. La eliminación a las primeras de cambio en la Copa Federación pintaba la cara a un equipo murciano que ni ante un Xerez de Tercera RFEF fue capaz de demostrar sus virtudes.

Al primer tachón en el expediente del Real Murcia de Mario Simón se le unió una jornada más sin ganar fuera de casa, como ocurrió en Socuéllamos, donde quitando unos minutos de la segunda parte, los granas volvieron a ofrecer una imagen decepcionante. Y como no hay dos sin tres, este domingo, la vuelta a Nueva Condomina no ha servido de calmante como si sucediera en semanas anteriores. Los defectos se hicieron todavía más evidentes en un equipo sin ideas e incapaz de llegar al área rival. Ni el regalo que permitió el gol de Andrés Carrasco fue suficiente esta vez para salvar la victoria.

Ese empate contra el Pulpileño ha hecho que el ambiente definitivamente empiece a caldearse en Nueva Condomina. Aunque los aficionados que acudieron a las gradas no tuvieron ni un reproche público a sus jugadores, ya en privado han surgido las primeras críticas a un equipo que da pocas confianzas con vistas a luchar por un posible ascenso. Sin embargo, el mayor enfado no ha llegado desde el público. El más molesto ha sido el propio presidente del Real Murcia. Si ya venía con la mosca detrás de la oreja después de actuaciones como la vista en el Pitín o contra el Alzira en casa, este domingo vivió el primer gran calentón desde que asumiese la presidencia. No escondió su cabreo cuando abandonó el palco y ni el paso de los minutos enfrió su malestar. De hecho, según informaron ayer en La 7, no dudó en bajar al vestuario para cantar las cuarenta a la plantilla por la pésima imagen que están ofreciendo.

Con el toque de atención, el máximo responsable murcianista avisa de que el conformismo del pasado ya no tiene cabida en un vestuario grana donde futbolistas que deben de ser referentes como Mario Sánchez, Julio Gracia y Fran García no están dando el nivel esperado. También dejan en entredicho la planificación de Manolo Molina fichajes como los de Popovici, Javi Saura o Luis Madrigal.

Máxima igualdad: la zona de play off y el descenso, en un puño

Después de siete jornadas disputadas en el Grupo V de Segunda RFEF, la igualdad es máxima. Quitando La Nucía, que ha aprovechado el inicio dubitativo de algunos de los favoritos para marcar distancia, apenas hay diferencia entre los equipos que ahora mismo aparecen en la zona de ascenso y los que andan en la parte baja de la clasificación. Apenas tres puntos separan al Mar Menor, que cierra la zona de play off con 11 puntos, y al Eldense, que con 8 puntos ocupa el puesto de play out. El Alzira, en descenso directo, tiene siete puntos, solo cuatro menos que los marmeronenses. La Nucía, que ha encadenado cuatro triunfos consecutivos, es el líder con 17 puntos, abriendo una brecha con Águilas, Recreativo Granada y Real Murcia, todos con doce. Mar Menor, Melilla, Intercity y Hércules tienen once puntos.