Cuando el Real Murcia 21-22 empezó a tomar forma con la llegada de los primeros fichajes cerrados por Manolo Molina, los aficionados granas más activos en redes sociales no tardaron ni un segundo en mostrar su ilusión por el nuevo proyecto y por el trabajo del director deportivo para conseguir refuerzos que recibían los elogios de los seguidores más expertos en el fútbol no profesional. Casi dos meses después, la ilusión ha dejado paso a las dudas. Tras una muy mala pretemporada, en la que los de Mario Simón solo han sabido ganar a una selección de Archena y al Bullense, el único consuelo que queda es que llegue la hora de la verdad y se dé el pistoletazo de salida a la competición en Segunda RFEF.

Cuando el próximo domingo a las siete de la tarde el balón comience a rodar en Nueva Condomina, ya no habrá lugar para las excusas. Ya nadie podrá hablar de pruebas. Tampoco valdrá pedir tiempo. «Pruebas» y «tiempo», dos de las palabras más utilizadas este verano después de cada derrota del Real Murcia. Y han sido varias. De los ocho partidos, solo han ganado a la Selección de Archena y al Bullense, empatando contra el Alzira -se resolvió en los penaltis a favor de los valencianos- y el Yeclano -los granas se impusieron en la tanda-, y perdiendo frente al Al Ain, el Alcoyano, el FC Cartagena, el Eldense y el Hércules.

Con el Real Murcia entrando en la semana previa al inicio de la competición liguera, el análisis de la pretemporada deja pocos puntos a favor de los murcianistas. Aunque el debate se ha abierto por la falta de gol del equipo -solo cinco goles-, hay otros detalles que engordan la incertidumbre sobre un equipo que no ha demostrado en ningún momento estar en el camino de encontrar una identidad de juego.

Hasta a cuatro equipos de su liga se han enfrentado los de Simón, y en ninguno de ellos ha habido victoria para los de Nueva Condomina. Se perdió frente al Alcoyano, aunque la imagen no fue tan mala como en otros compromisos; se cayó ante el Eldense y se empató frente al Alzira, estos dos últimos choques integrados en un triangular.

Pero para decepción, lo visto en el encuentro contra el Hércules de Alicante. Los del Rico Pérez, en teoría el rival a batir en la liga, fueron muy superiores a un Real Murcia que solo generó una ocasión de gol cuando ya se llegaba al minuto 90. La falta de conexión entre el centro del campo y la delantera, que se ha convertido en el verdadero gran quebradero de cabeza de Mario Simón, se hizo más que evidente en ese amistoso que acabó con 1-0 a favor de los alicantinos.

Ni goles, ni juego, ni modelo... No ha aprovechado el técnico murcianista esta pretemporada para mostrar las primeras pinceladas del Real Murcia que quiere para una campaña en la que cualquier otra cosa que no sea mirar el primer puesto de la clasificación será un fracaso para los granas. Y es que encabezar la clasificación tiene premio. Esta temporada, el campeón ascenderá de forma directa. Del segundo al quinto se la jugarán en un play off que puede ser una auténtica lotería.

Ni la rapidez de Manolo Molina para dejar casi cerrada la plantilla ha sido una ventaja. Con la mayoría de jugadores prácticamente desde el inicio, el Real Murcia no consigue mostrar una seña de identidad. Solo Miguel Serna y la defensa parecen salvarse de la quema, porque del centro del campo para arriba todo son puntos negativos. Pese a contar con jugadores capaces de cuidar el balón como Javi Saura y Julio Gracia, o de fichar a un Fran García que debe marcar las diferencias desde la banda derecha, la versión ofensiva del Real Murcia no ha aparecido. No hay circulación ni ideas, y el último pase es una misión imosible, lo que desespera a los delanteros, que ni huelen la pelota.

Los constantes cambios de posición a los que les ha obligado Simón en algunos partidos tampoco han ayudado a unos jugadores de ataque que llegarán al inicio de la liga con una maleta cargada de críticas, las que han recibido por la falta de gol del equipo y porque no han sido capaces de estrenarse. Y esas dudas no solo son externas. Hasta los dirigentes no confían en los suyos, como se ha demostrado con el volantazo dado por Manolo Molina esta misma semana, en la que ha abierto la puerta de salida a Silvente, al que quiere cambiar por otro delantero sub-23.