Francisco Tornel no forma parte de la plantilla del Real Murcia. Francisco Miró tampoco está entre los ‘22’ futbolistas granas. No busquen a Francisco Cobacho porque es otro de los que no aparece en las convocatorias. Lo mismo ocurre con Daniel Moreno, con Álvaro Ruiz y con Emilio García. Pero ellos seis, al igual que Julio Algar, tienen mucho que ver en una trayectoria deportiva que tiene muchas papeletas de acabar en fracaso.

Incluso, ayer, durante muchos minutos la palabra fracaso se quedaba corta. Porque hasta que Alberto Toril no batió a Biel Ribas en el minuto 93, los murcianistas iban a salir del derbi derrotados por el UCAM Murcia y apaleados por sí mismos. Porque si Toril no hubiera ganado la partida a Admonio para cazar un centro de Carrillo, el murcianismo hubiera vivido una semana de pesadilla, metidos en la zona roja de la clasificación y afrontando el encuentro del próximo domingo ante El Ejido 2012 sin ser suficiente su propia victoria.

Lo vieron tan negro los aficionados del Real Murcia que acudieron a La Condomina que cuando en el minuto 93 Alberto Toril lograba igualar el tanto de Alberto Fernández (6’) nadie se acordó de que esa diana no valía para seguir aspirando a colarse entre los tres primeros. Aunque nadie hubiera firmado un punto antes del partido, la celebración del gol fue atronadora. No solo porque siempre hay que celebrar los goles, y más cuando el coronavirus ha apartado al público de los estadios, sino porque ese tanto hacía que el Real Murcia superara a un Recreativo Granada que durante muchos minutos se había colocado por delante de los murcianos en la clasificación, dejando a los de Loreto en el furgón de cola con El Ejido 2012, el Lorca Deportiva y el Yeclano.

«El empate no sabe a nada», decía Loreto en rueda de prensa. A lo mejor porque Loreto todavía no sabe que el Real Murcia en el que ahora trabaja ya no es el Real Murcia en el que compitió como jugador. Porque el punto no es suficiente para que los murcianistas aspiren al ascenso al fútbol profesional. Tampoco sirve para asegurar un billete para la próxima Primera RFEF. Por eso, para Loreto, el 1-1 en La Condomina es un auténtico fracaso. Pero es que el Real Murcia lleva desde 2018 siendo un equipo del pelotón de cola de la Segunda B, es que el Real Murcia ya no es ni ambicioso ni orgulloso, el Real Murcia respira por meter un gol en el 93 para no descender a la cuarta división, a la quinta o como quiera que se llamen las categorías que la Federación Española de Fútbol se va a sacar de la manga para tapar el ridículo de los no descensos por el coronavirus.

Y si el Real Murcia no está el próximo curso en la Liga Pro, lo que parece negro hasta en la respesca, los culpables no estarán en el césped, los responsables estarán en el palco, porque los responsables serán los que mantuvieron a un Adrián Hernández que, aunque muchos sigan sin verlo, convirtió al Real Murcia en un equipo mediocre de la parte media de la tabla -solo tienen que sumar los dos subgrupos para ver dónde estaría el equipo grana si esta fuera una campaña normal-, y los que se empeñaron en que Julio Algar estaba preparado para este proyecto. Los mismos, que no se olvide, que en enero se disfrazaron de Deseado Flores para fichar por fichar o que hace unas semanas se sacaron de la manga el invento de Loreto, y no porque al técnico sevillano se le pueda reprochar nada, sino porque para aspirar a algo se necesitaba alguien de más experiencia en el banquillo. Los mismos, por si alguien no lo sabe, cuyos nombres y apellidos son Francisco Tornel, Francisco Miró, Daniel Moreno, Francisco Cobacho y Emilio García.

Todos ellos presenciaron desde el palco el derbi de La Condomina. Todos ellos se dieron cuenta que, por mucho interés que pongan los jugadores, no hay nivel para llegar a lo que prometieron. Ni los cambios en el mercado invernal han servido para nada. Porque, solo hay que recuperar las declaraciones de Francisco Tornel, este equipo tenía que acabar entre los tres primeros para luego soñar con el ascenso, pero esa combinación ya no será posible.

Al Murcia le han comido la tostada conjuntos como el Linares, el Sevilla Atlético o el Betis Deportivo, por no hablar de Córdoba y de UCAM, con presupuestos por encima como recordarían en Nueva Condomina.

La vuelta al fútbol profesional está descartada, lo que no supone un trauma para una entidad que hace tiempo que perdió su identidad para conformarse con un tránsito tranquilo por la división de bronce. También se ha bajado de la vía directa a la Pro. Ya solo queda jugársela a vida o muerte por uno de los dos puestos de la repesca. Pero el murcianismo todavía no podrá pensar en ello, porque el murcianismo tendrá que sufrir la próxima jornada para no condenarse a jugar por no caer a la quinta categoría. Gracias al gol de Alberto Toril en La Condomina, con una victoria ante El Ejido el peligro quedará anulado. Pero si no son capaces ni de ganar a los almerienses, deberán confiar en que el Recreativo Granada no puntúe frente al UCAM Murcia.

La paz que nunca llega al Real Murcia se instaló ayer en La Condomina. No ganó el UCAM pese al golazo de Alberto Fernández en el minuto 6. No lo hizo porque Champagne salió al rescate de los granas para frenar las claras ocasiones de Xemi y de Jordi Sánchez. No lo hizo porque en el 93 se confiaron y dieron por asegurados tres puntos que finalmente se quedaron en uno. Porque Carrillo se coló por la derecha y porque Toril ganó la batalla a Admonio para batir a Biel Ribas. A diferencia de los murcianistas, para los de Salmerón el punto era suficiente, porque los de Salmerón sí han hecho los deberes. Con una semana de antelación ya tienen el billete a la Pro y la posibilidad de luchar por llegar a la fase de ascenso a Segunda División.